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Cien personas pagan las cuotas del Ateneo a pesar de que lleva nueve años sin local

El vicepresidente de la entidad, Pablo González Prieto, reconoce que “nos tienen contra las cuerdas”EAdvierte de que “los que quedamos, somos irreductibles, completamente”

Un acto organizado por el Ateneo en el Centro Cultural Marcos Valcárcel. | // FDV

Cerca de cien personas todavía mantienen su vinculación con el Ateneo, pagando la cuota de 16 euros al mes, entidad que tuvo que abandonar hace nueve años – en el mes de octubre de 2011– el local que tenía en la primera planta de la Torre de Ourense por indicación judicial. Luego se trasladó al bajo alquilado por el Club de Tenis en la avenida de la Habana, que también tuvo que dejar. Desde hace tiempo utiliza las dependencias que les deja de forma intermitente la Diputación, en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, cada vez que realiza algún tipo de actividad. Pero poco a poco se va apagando la llama, de una agrupación que llegó a sobrepasar los 600 socios, por la que pasaron los principales escritores, artistas, intelectuales y políticos de la ciudad y de Galicia.

El vicepresidente del Ateneo, Pablo González Prieto, reconoce que “nos tienen contra las cuerdas, totalmente”. A pesar del paréntesis que supuso el confinamiento y los efectos de la segunda ola de la pandemia, que propició el cese de la actividad, los socios todavía mantienen la esperanza de que la Xunta les acabe cediendo el local que les prometió en el sótano del edificio de la antigua biblioteca de la rúa Concello. En ese sentido, Pablo González reconoce: “Los que quedamos, somos irreductibles, completamente”, a pesar de que “la actividad está bajo mínimos, porque un día la normativa dice una cosa y otro día dice otra completamente diferente”.

Pablo González tenía la esperanza de que el Ateneo pudiera celebrar el pasado Día das Letras Galegas en el nuevo local, pero la pandemia y el confinamiento se llevaron todo por delante. “Fue un año perdido, prácticamente”, reconoce. Y en su condición de vicepresidente, agradece el esfuerzo que están realizando los socios: “Esto si es resistencia. Son dignos de admiración. La verdad es que no les podemos dar nada. Están actuando como los mecenas de la entidad”.

González advierte de que perdura la idea, porque el Ateneo “tiene unos objetivos y finalidades distintas a otras entidades, como el Liceo de Ourense, aunque hay que reconocer que últimamente también se está volcando mucho en lo cultural”. Por lo tanto, recalca que los socios del Ateneo “no quieren una fusión o absorción para integrarse en el Liceo. La solución sigue pasando porque la Xunta nos facilite el sótano del edificio de la antigua biblioteca de la rúa Concello”.

Pablo González pide al conselleiro de Cultura que cumpla cuanto antes el compromiso de cederle un local al Ateneo para que pueda retomar la actividad. Y se marca como reto, nuevamente, poder lograr la nueva sede para celebrar el Día das Letras Galegas de 2021 –como hizo de forma infructuosa doce meses antes–, diez años después de perder el local que tenía en la Torre de Ourense.

También ha perdido las subvenciones que tenía del Concello de Ourense, por lo que en la actualidad solo recibe fondos de la concejalía de Deportes para organizar el torneo de ajedrez.

Mientras tanto, el Ateneo mantiene los libros almacenados en un edificio anexo al Pazo de Vilamarín, los muebles en un bajo cedido por un particular que se encuentra en la ciudad de Ourense y los cuadros están en un local del Concello de Ourense cedido en su momento por el exalcalde, Jesús Vázquez.

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