El pleno de Ourense de ayer sirvió para aprobar facturas de ejercicios pasados para hacer frente al pago a los proveedores por un importe de 330.000 euros. Con cuatro líneas se podría resumir la parte resolutiva de una sesión plenaria que tuvo, cómo no, rifirrafes y reproches varios a pesar del orden del día escueto y sencillo. Que si la culpa de la Plaza de Abastos es de uno, que si la pérdida de subvenciones en proyectos es culpa del otro y al final del año, vuelve a perder Ourense por falta de consenso político. No por el pago de facturas que se aprobó con la unanimidad de la corporación, sino con el poso de una política atrincherada en la silla (y en los colores políticos) sin importar las inquietudes sociales.

Ayer faltaron Miguel Caride, María Teresa Rodríguez, Manuel Álvarez y María del Mar Dibuja, los cuatro “díscolos”, que se marcharon de los dos plenos anteriores después de hacer acto de presencia. El regidor. Gonzalo Pérez Jácome, los tilda de interesados haciendo ver que “no vienen a este pleno porque no se cobra”. Todos los partidos pidieron salud al 2021, aunque les faltó pedir “salud política” en la última sesión de este año.