En la parroquia de As Caldas, en el corazón del barrio ourensano de A Ponte, 450 vecinos de unas 174 familias pasarán una Navidad mejor gracias a la solidaridad del prójimo. La demanda de hogares con necesidades ha crecido en este año de la pandemia. Los miércoles y viernes de cada semana, la parroquia atiende a personas con pocos recursos que necesitan alimentos. Este martes y este miércoles, en As Caldas se hizo la entrega de un lote navideño. “No solo tenemos que poner belenes, celebrar la Navidad y estar de fiesta, sino crear un mundo en el que todo eso sea posible. Hay que intentar que todas las personas vean su dignidad reconocida y valorada. El papa Francisco nos insiste en ello. Con esta entrega, se trata de ayudar a que en todas las casas haya una comida digna en Navidad”, expresa Francisco Pernas, párroco de As Caldas y vicario de pastoral de la diócesis.

Dionisio y su familia llegaron de Cuba a Ourense hace un año. Solo su mujer trabaja. Es la única fuente de ingresos en el hogar, mientras los otros dos adultos siguen con los trámites, en un año en el que es más complicado encontrar empleo y resolver los papeles, debido a la crisis sanitaria que irrumpió en marzo. Esta familia de cinco miembros –cada hermana tiene un hijo– es una de las que reciben aportaciones de la Cáritas parroquial de As Caldas.

“Los abuelos nacieron en Zamora y vinimos a Ourense porque nos hablaron de la ciudad, nos enamoramos de las cosas que nos dijeron; mi esposa no quiere irse”, relata Dionisio. La solidaridad favorece a familias que tienen menos recursos, varias de ellas en este año a consecuencia de la crisis COVID. “Hay más familias que demandan alimentos, también algunas que en su momento encontraron trabajo y han tenido que regresar. Este año ha hecho mucha mella en gente que lo está pasando mal. También hay usuarios nuevos que nunca habían tenido problemas”, expresa Carmen Pintos, colaboradora de Cáritas y secretaria de la parroquia. "La situación de pandemia que vivimos y las restricciones que afectan al sector servicios indudablemente repercuten en el número de usuarios de Cáritas parroquiales y de otras entidades que también colaboran”, coincide Pernas.

“La ayuda representa mucho. Desde nuestra llegada han sido muy amables Cáritas, Cruz Roja y el ayuntamiento. Nos hemos sentido atendidos, cuidados, respetados y hasta amados, atendiéndonos con el amor que nos falta de esas madres que dejamos en Cuba”, alaba Dionisio. Con las particularidades de esta Navidad de pandemia, en casa habrá qué poner en la mesa gracias a la solidaridad. “No tenemos cómo pagar lo que se hace por personas como nosotros, que hemos retornado a los orígenes de nuestros abuelos, que un día llegaron a Cuba buscando la prosperidad y ahora venimos nosotros en dirección contraria. La vida así lo ha querido”, dice este hombre.

“Tardaremos en recuperarnos lo mismo que en otras crisis, pero también es cierto que la solidaridad aumenta. Quizá cuando hay momentos de dificultades fuertes sintamos la necesidad de colaborar y de volcarnos todos un poco más. Mientras seamos conscientes de que de esto salimos todos juntos, nos iremos salvando entre todos, en este sentido y en otros”, valora el sacerdote y vicario.