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Los erasmus se quedan: “La Navidad lejos de casa también puede ser bonita”

Algunos de los universitarios del programa internacional optan por la prudencia y no cogerán un avión estas vacaciones | “En este momento es lo mejor para todos”, dicen

Anna Sessa y Gaetano Pavano, erasmus italianos en el campus de Ourense. | // IÑAKI OSORIO

Cuando ingresaron en la universidad y valoraban la posibilidad de vivir un experiencia de movilidad internacional, los jóvenes que participan en el programa Erasmus no imaginaban que esa vivencia les pondría en la tesitura de decidir que no volver a casa por Navidad sería lo mejor.

2020 ha añadido este plus a la movilidad pero los estudiantes del campus de Ourense que han optado por no coger ese avión del reencuentro familiar prefieren ver el lado positivo de pasar estas fiestas lejos de casa: “Puede ser una Navidad bonita”, dice Anna Sessa, estudiante de Milán que cursa Educación Infantil en Ourense. En su casa, estas fiestas se celebran en formato XL. Tanto su padre como su madre tienen siete hermanos y se juntan todos. “Somos muchísimos, los abuelos, los primos, mis hermanos... Además coincide que el 24 cumple años mi abuela entonces la fiesta es doble”. Admite que será una Navidad “difícil” pero no solo para ella, que no regresará a Milán, sino para todos sus familiares, que tampoco podrán verse como otros años.

“En este momento tiene que ser así, es lo más seguro para todos”, apunta Gaetano Pavano, italiano de Siracusa (Sicilia), y estudiante de Turismo que eligió Ourense para combinar materias de Turismo e Historia. Cuando se inscribió en el programa internacional ya se planteó que quizás este año, por la pandemia, no volvería a casa durante las vacaciones de invierno. Y llegado el momento lo tuvo claro. “Para volver a casa tendría que hacerme una PCR, guardar cuarentena aislado en mi habitación y, de regreso, una nueva prueba”, explica.

No merece la pena correr el riesgo cuando la situación pinta tan mal en Europa. “Es la primera vez que no paso la Navidad con mi familia, pero debe ser así. Mi madre sufre un poquito pero entiende que si vuelvo sería un problema porque tendría que estar confinado”, dice Gaetano.

La opción de quedarse no es mala. A los dos les encanta Ourense y vivir una Navidad lejos de casa se plantea como una experiencia vital más asociada a la que ya supone participar en un programa Erasmus.

Este curso, pese a la pandemia, se matricularon en el campus de Ourense 27 alumnos extranjeros de 10 países. La mayoría (11) proceden de Italia pero también hay representación de Francia (4), México, República Checa y Portugal (2 cada uno) y Brasil, Lituania, Rumanía y Turquía, con uno. Seis estudian en la Facultad de Ciencias, otros seis en Ciencias Empresariales y Turismo, cinco en Educación y Trabajo Social, tres en Ingeniería Aeronáutica, tres en Derecho, dos en Informática y dos en Historia.

Gaetano afirma que parte del alumnado extranjero ya se ha ido de vacaciones pero al menos tres italianos se han quedado. Y no estarán solos en estas fechas tan señaladas. Él y otra estudiante están invitados a pasar la Nochebuena en la casa de la familia de la integrante de la asociación ESN que se ocupa de los estudiantes Erasmus. A Anna la ha invitado su compañero de piso, que vive en Arbo.

Será, sin duda, una experiencia más para cargar en la mochila. Pese a la pandemia y la dificultad del momento, no cambiarían su decisión. “Aquí puedo aprender español y estoy haciendo prácticas en el Museo Arqueolóxico que aportan mucho a mi formación”, explica Gaetano, un claro ejemplo del buen maridaje de Turismo e Historia: “He grabado un vídeo explicando una pieza del museo y su proceso de restauración”.

A Anna le encanta que su formación en Ourense sea fundamentalmente práctica y también el trato cercano con los profesores.

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