Alrededor de 100 coches recorrieron ayer las principales calles de la ciudad de Ourense para protestar, de nuevo, con la Ley Celaá, después de mostrar su rechazo el pasado 23 de noviembre con la misma efusividad. Pitidos de claxon y ruido fueron la tónica general de una concentración en los turismos para intentar revertir el proyecto de educación que quiere implantar el gobierno central en toda España.

Una convocatoria nacional en todas las ciudades que defendía la “complementariedad de las redes públicas y privado-concertadas, así como el rechazo del modelo de inclusión radical que pretende la Ley Celaá y que conduce a los centros de educación especial actuales a su desaparición”.

Profesionales, familias y representantes de la vida pública salieron de Expourense para “exigir mejoras reales para el personal docente y no docente de los centros educativos, además de reclamarle al Estado la obligación que tiene de financiar adecuadamente a los centros públicos y concertados para garantizar real de ambos”. La caravana naranja mostró su disconformidad con los cambios aprobados en la ley de educación pidiendo que se les escuche.