Tres acusados –dos hombres y una mujer– se sentarán en los próximos meses en el banquillo del juzgado de lo Penal de Ourense para responder por el atraco en una casa de un matrimonio de ancianos en Pazos de Arenteiro (Boborás). La Fiscalía solicita una condena de 5 años de prisión para cada uno, por un delito de robo con violencia e intimidación en casa habitada . Uno de los encausados es reincidente. Hay un cuarto implicado sobre el que pesa una orden europea de búsqueda.

Los delincuentes actuaron de acuerdo a un reparto de papeles, según el ministerio público. La mujer acusada y el varón que permanece huido se encargaron de los preparativos para el atraco, perpetrado el 18 de mayo de 2019. Seleccionaron la vivienda más propicia para cometer el robo, buscaron a dos personas más para participar en el delito y comenzaron con las labores de vigilancia de la casa de dos ancianos en la localidad de Pazos de Arenteiro. La acusada se desplazó presuntamente en días previos, y el mismo día del robo, para controlar los horarios y las rutinas de los propietarios.

Los dos varones acusados llegaron a la aldea en un vehículo Volkswagen Polo que dejaron estacionado en las proximidades de la casa de las víctimas. Sobre las 13 horas del 18 de mayo de 2019, se dirigieron al domicilio, en el que en ese momento también se encontraba la cuidadora. Los delincuentes ocultaban sus rostros con un pasamontañas y una braga de cuello, para tratar de evitar su posterior identificación, lo que constituye una agravante de disfraz. Iban armados: portaban un cuchillo y también una pistola simulada, pero que parecía real.

Según la versión de los hechos que defiende la Fiscalía, tras acceder al salón de la vivienda, los acusados colocaron el arma de fuego en la cabeza de la cuidadora, exigiéndole que se tirara al suelo. Presuntamente le ataron las manos detrás de la espalda con bridas, conduciendo a la misma habitación a los ancianos.

Tras inspeccionar toda la vivienda, los acusados se dirigieron a la señora mayor, encañonándola igualmente con la pistola. Le preguntaron por la llave de la caja fuerte y por el pin de una tarjeta que habían localizado en la casa. Uno de los asaltantes, “con clara intención de atemorizarlos, esgrimiendo un cuchillo”, según expone la Fiscalía, cogió la mano del varón. Les dijo que le cortaría un dedo si no le facilitaban el código de la tarjeta y la llave de la caja fuerte. Incluso manifestó su intención de cortarle el cuello si no les daban la información que les pedían, añade el ministerio público.

Una vez que los delincuentes no consiguieron dar con las llaves de la caja, arrancaron a la mujer la cadena que portaba en el cuello, así como unos anillos. También se apropiaron de un sobre en el que había 1.500 euros en efectivo. A continuación, trasladaron a las víctimas hasta otra habitación de la casa, donde maniataron a la propietaria y a la cuidadora. Tras revolver el resto de la vivienda, abandonaron el lugar llevándose una lata de Aquarius que se encontraba en la nevera.

Los dos varones acusados escaparon huyendo, en dirección el lugar en el que tenían aparcado el vehículo. Allí los estaba esperando la mujer que hizo las vigilancias, según el relato de la Fiscalía. También se encontraba junto al coche el cuarto implicado en los hechos. Estos dos últimos, al percatarse de que las víctimas ya habían dado la voz de alarma y los vecinos los estaban buscando, decidieron marcharse del lugar. Los dos autores materiales fueron descubiertos por los vecinos, escondidos en el monte, aunque uno logró huir mientras el otro fue detenido por agentes de la Guardia Civil.

A escasos metros de ese punto se encontraron bridas, guantes, un gorro, un destornillador y la lata de refresco que se llevaron de la casa. En una nueva batida, efectuada el 7 de junio, se halló la pistola simulada, a 4 metros de donde estaba la ropa de uno de los acusados. La mujer que irá a juicio ha estado en prisión provisional un año. Los dos varones que accedieron al domicilio aún siguen.