El municipio de A Veiga planta cara a la sangría demográfica, al envejecimiento poblacional, a la España vaciada, al declive rural y hasta a la pirámide de población. Por primera vez desde 2001, cuando su censo subió en dos habitantes, y desde 2000, cuando ganó uno, volverá a crecer, pero en esta ocasión con mayor visibilidad estadística.

Hasta hoy, en el acumulado del año recupera 21 habitantes, según datos municipales. Cerró 2019 con 889 censados y ahora tiene 910. Este auge del 2,4% será su quinto incremento en un siglo, en un municipio que en 1900 rozaba los 7.000 habitantes, que en un solo año -de 1990 a 1991- pasó de 3.002 a 1.748 vecinos, y que en los veinte últimos años encogió su padrón un 38,5%, al perder 556 residentes.

Pero además, en A Veiga dan por hecho que la recuperación demográfica ha venido para quedarse. El municipio ha pasado de registrar uno o dos nacimientos por año a tener once niños menores de 3 años y a rescatar la lista de espera para matricular en su guardería.

Un 94% de ocupación

De las 17 casas rehabilitadas mediante el primer plan de vivienda, que movilizó más de 700.000 euros de inversión pública, 16 han conseguido el objetivo de contar con inquilinos en régimen de alquiler. Y el Concello ya pone la vista en un segundo plan de vivienda: “No 2021 imos a seguir coas rehabilitacións, e o segundo plan activarase nos anos seguintes, involucrando de novo á iniciativa privada. O obxectivo é recuperar entre 20 e 25 casas no prazo de dous a tres anos”, avanza Juan Anta, alcalde de A Veiga.

“Cambio de metalidade”, “reinterpretación do rural”, “políticas transversais, “proxectos con alma...”. Son expresiones del regidor municipal para explicar que el “milagro” de A Veiga no es el resultado de un plan concreto, sino “dun cúmulo de circunstancias”, en alusión a programas simultáneos tan variados como el de la vivienda, subvenciones a autónomos, políticas sociales, fomento de la apicultura con ayudas directas, agroganadería, productos autóctonos como la faba loba, turismo... El Concello cuantifica estos programas en la creación de más de 40 empleos.

Y las nuevas infraestructuras también jugarán a favor de la recuperación demográfica. Si la pandemia lo permite, el Observatorio Astronómico abrirá a finales del primer semestre. Y otros proyectos son una residencia y un centro agrario de transformación.

Jorge Blanco, arquitectura de montaña

Las 17 viviendas recuperadas para sus propietarios, 11 de particulares y 7 del Concello, y puestas en el mercado del alquiler, han recibido un perfil de inquilino muy variado, con edades de 23 a 45 años. Junto a jóvenes de A Veiga que han apostado por continuar en su municipio o por regresar desde otras zonas, el efecto llamada ha calado en otras comunidades, como Andalucía y Madrid, y también en concellos vecinos, como A Rúa. Jorge Blanco forma parte del primer colectivo. Arquitecto de profesión, cambió el estudio de A Coruña en el que trabajaba por regresar y abrir el único centro de arquitectura de A Veiga y su entorno. “En xaneiro tiven que contratar a unha persoa e agora a unha máis. Hai carga de traballo”, asegura el director de obra del observatorio astronómico y arquitecto de las siete viviendas restauradas por el Concello.