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Su ADN en la mordaza de la víctima de un robo: “Yo nunca estuve allí; no lo puedo explicar”

La muestra dio positivo 5 años después, tras ser detenido en otro caso | La Fiscalía pide 12,5 años y la defensa alega prescripción o nulidad

El acusado, Iván L. C., durante su interrogatorio en el juicio, ayer. | // POOL

Mascarillas, protector de micro y ventilación: los juicios COVID. | // POOL

Es 230.000 veces más probable que el perfil genético corresponda al acusado Iván L. C. que a cualquier otra persona de la población, según el cálculo estadístico del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil. El positivo de restos biológicos hallados en una venda con la que fue amordazada la víctima de un robo violento perpetrado en el propio domicilio, en noviembre de 2011 en A Granxa, Seoane (O Carballiño), llevó ayer a juicio a ese hombre, por el ADN.

Su defensa cuestiona la cadena de custodia de las muestras, con “enormes lagunas”, y defiende que la presencia de perfil genético en la venda con la que se tapó la boca a la mujer –fallecida hace ya siete años– no quiere decir que el acusado cometiese el delito. El letrado apela a la posibilidad de que se produjera una transferencia de ADN entre individuos al ser tocado el objeto “en cualquier momento por una multitud de personas”, incluso en la escena, antes de que llegara la Guardia Civil. “Nada lo ubica en la vivienda en el momento del atraco”, dice el letrado. Iván L. C. no pudo explicar por qué apareció su perfil allí. Solo sostuvo que “nunca estuve en la casa”, no conoce la localidad ni tampoco a la dueña. Según su versión, en aquella época era consumidor y se desplazaba desde Pontevedra a O Carballiño para comprar, consumir y salir con conocidos. Practicada la prueba del juicio, la fiscal mantuvo su petición de condena: 12 años y medio de prisión por robo con intimidación en casa habitada (5 años), detención ilegal (5 y medio) y lesiones (2).

La venda, recogida y analizada junto a unas bridas después de los hechos, presentaba ADN que no pertenecía al del matrimonio. En el primer momento, los expertos de la Guardia Civil no pudieron identificar a quién correspondía. En 2016 se le puso nombre. Tras ser detenido por la Policía Nacional en A Coruña, en otro caso, la base de datos de la Guardia Civil avisó de esa correspondencia. “Hay una prueba objetiva de que el acusado es el autor de los hechos. Esta persona estaba ese día en el lugar”, dijo la fiscal. La defensa opina lo contrario: “Hay dudas sobre la seguridad y certeza del resultado de la muestra. Carece de cualquier tipo de validez”.

“Entré y mi mujer estaba amordazada y atada a la barra de hierro de la cocina. Tenía cinta americana y una venda. Salvo la nariz y los ojos, todo lo demás se lo habían tapado”, recordó ayer el marido. Impactada por los hechos, la víctima se encontraba “en blanco” después del suceso. Convivió después del robo con el miedo. “Temía que volvieran y la mataran, tenía un pánico enorme. Si salía algún problema parecido en la televisión, pedía que apagara”, declaró ayer su viudo.

La casa “quedó como si pasara un huracán”, confirmó. El delito fue cometido por más de una persona, pero nadie más que el acusado ha podido ser relacionado con estos hechos. Una vecina alcanzó a ver solo “unas botas verdes de hombre” dejando la casa. Otra había apreciado aquella mañana a dos personas en el interior del domicilio –le parecieron un hombre y una mujer– pero no sospechó porque creyó que eran obreros o visitas. “Le quedaron unas secuelas graves, lloraba todos los días y tenía miedo. Decía: ‘Van a venir y me matan”, recordó la primera de estas testigos.

El delito ocurrió la mañana del 3 de noviembre de 2011. Según la Fiscalía, sobre las 10 horas, el acusado y la otra persona no identificada se dirigieron al domicilio. Los asaltantes accedieron a la parte superior de la vivienda y la víctima, que se encontraba en la bodega –estaba sola en casa–, escuchó ruidos y subió para comprobar qué pasaba. Ocultando el rostro para no ser identificados –la fiscal contempla la agravante de disfraz–, presuntamente la abordaron y la tiraron al suelo, donde la amordazaron con la venda y la cinta americana que portaban. Para evitar que se moviera o saliera, la ataron de pies y manos, y sujetaron sus manos con unas bridas a la barra de hierro de la cocina.

“Tuvo miedo el resto de su vida”

Según la acusación pública, “con la clara intención de atemorizarla, le advirtieron de que si no les decía dónde estaba el dinero causarían daños a sus hijos y nietos”. El hijo de la víctima confirmó esta tesis ayer, hasta el punto de que él se desplazó conocidos los hechos al colegio para comprobar el buen estado de sus niñas.

Presuntamente, tras violentar una puerta de la casa y conseguir abrir una caja fuerte que se encontraba en la bodega –utilizaron una sierra radial– se apropiaron de tres relojes, tres cadenas de oro, dos móviles, una sortija y unos pendientes, objetos valorados en conjunto en algo más de 1.000 euros. El importe para la responsabilidad civil, en caso de condena, ya ha sido cubierto. La defensa pide, si no hay absolución, una atenuante de reparación del daño. También dilaciones indebidas, siempre que no prospere su petición de nulidad por la cadena de custodia, o bien su apreciación de prescripción. Tras el positivo en ADN de abril de 2016, la causa se dirigió contra el acusado en noviembre de 2018, siete años después de los hechos, cinco del fallecimiento de la víctima. La fiscal descarta la prescripción en su interpretación técnica: con un concurso real de los delitos, como aprecia, la responsabilidad no se extinguiría hasta noviembre de 2021.

“Fue asaltada, atada, amordazada y amenazada”, subrayó la fiscal en su informe. En debate jurídico con la defensa sobre el tipo de concurso entre los distintos delitos que suponen estos hechos, la representante del ministerio público sostuvo que la duración del tiempo de la detención ilegal, con la mujer atada y retenida, fue “desproporcionado” para el fin del robo. “Era mayor y solo con la violencia y las amenazas sintió miedo para el resto de su vida”. El abogado discrepa. “El tiempo de detención fue ínfimo, se prolongó solo durante el robo, la duración posterior solo fue para permitir la huida”. La Audiencia Provincial de Ourense dictará sentencia.

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