O Carballiño amaneció ayer con ganas de café en el bar, terraceo y vida social. La villa del Arenteiro llevaba un mes y medio bajo restricciones que comenzaron con la prohibición de reuniones a los no convivientes el 8 de octubre, confinamiento perimetral el 14 y cierre de la hostelería el 22, por lo que su población ansiaba ya algo de vida social.

Sanidade acordó este viernes suavizar las restricciones a la vista de la evolución epidemiológica recogida en el informe de la Dirección Xeral de Saúde Pública que concluye que “las medidas implantadas hicieron efecto”, y que la transmisión del virus ha disminuido. De hecho, en dos semanas se registraron solo 13 contagios nuevos, con ningún caso declarado en cinco de los últimos siete días.

“No ha sido tan festivo como después del primer confinamiento pero los clientes vienen muy animados y con muchas ganas de hablar; nunca pensé que el bar fuese tan importante para la sociedad. Somos gente de reunión, de encuentros, y cuando esto nos falta se nota. Algunos clientes comentan que esta situación les estaba afectando psicológicamente”, apunta Marcelo, del bar Copacabana. El buen tiempo animó y ya por la mañana había buen ambiente en la calle y las terrazas. “Todavía tenemos que recordar a la gente que para fumar tienen que levantarse y asegurarse de que hay distancia, pero en general, sin incidencias”, añade este hostelero, que mantuvo su local abierto sirviendo cafés para llevar.

Bibiana pudo encontrarse ayer con su pareja, no conviviente. Hicieron recados juntos y disfrutaron de un desayuno sin restricciones: “No es solo poder ir a un bar, es la posibilidad de quedar con amigos y familia, el confinamiento es complicado y muy duro a nivel emocional”, señala.

Verín pide explicaciones

Mientras O Carballiño celebra la desescalada, el Concello de Verín ve “falta de equidad” en las decisiones adoptadas por la Consellería de Sanidade respecto a la relajación de las restricciones aprobadas el viernes. El grupo de gobierno quiere conocer los criterios por los que se decidió mantener las medidas más duras en Verín, con ocho casos ayer frente a los 92 de hace 25 días, y una incidencia de 58 por cien mil habitantes.

El grupo de gobierno ha trasladado el “profundo malestar” que provocó esta decisión “entre los sectores comerciales y de hostelería de Verín”, y recuerda que estos últimos fueron “los primeros en solidarizarse realizando un cierre voluntario”, que coincidió con el período previo a la aplicación del nivel 1, por lo que se ven “doblemente perjudicados”.

El Concello cree que las limitaciones que se revalidan en Verín son “asimétricas con respecto a otras localidades en las que ya se han relajado, aun teniendo mayor incidencia”. Consciente de la “complicada situación pandémica que está experimentando el norte de Portugal y de nuestra naturaleza fronteriza”, el gobierno local pide que el próximo comité clínico rebaje las limitaciones a las propias de un municipio en nivel 3 de alerta. De hecho, en Verín se han registrado menos de 10 contagios nuevos en los últimos 15 días.

En un acto en Santiago, el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, indicó que la evolución es buena en este concello, pero tendrá que esperar “un poco más” para rebajar las restricciones que, recordó, “fueron impuestas más tarde que en O Carballiño”.