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La diócesis recibe 2,5 millones del fondo común de la Iglesia para cubrir el déficit

Ourense celebra hoy el Día de la Iglesia Diocesana, en el que suele recaudar el 0,7% del presupuesto anual | Prolongará la recolecta a otros días, debido a la limitación de aforo

El obispo, Leonardo Lemos, con curas y seglares de la diócesis de Ourense. | // FDV

La diócesis de Ourense recibe 2,5 millones del fondo común que tiene la Iglesia en España, para cubrir el desajuste que presenta entre ingresos y gastos, debido al envejecimiento de la población –la tercera parte del censo sobrepasa los 65 años de edad–, la caída demográfica y la baja renta de los ourensanos, en contraste con las zonas más industrializadas del Estado.

La diócesis de Ourense cuenta con un presupuesto de 12 millones de euros, de los que el 45% proceden de las aportaciones realizadas en la declaración de la renta a nivel de todo el Estado, que distribuye la Conferencia Episcopal Española de forma proporcional, atendiendo a distintos criterios, como el número de sacerdotes y el número de parroquias. A esto hay que sumarle las donaciones mensuales y anuales que hacen los feligreses ourensanos, entre otros, para completar el presupuesto.

El delegado de Economía, Raúl Alfonso, destaca que la diócesis de Ourense “recibe mucho más de lo que aporta. Ourense vive de la solidaridad del resto de las diócesis españolas. En Ourense se recauda en torno a un millón de euros por la declaración de la renta, y recibe por ese concepto más de tres millones de euros. Esos 2,5 millones que recibimos a mayores, vienen de la solidaridad de la comunión de las demás diócesis de España”.

Con los 12 millones de euros que tiene de presupuesto, la diócesis de Ourense afronta el pago de los salarios de los 190 sacerdotes que permanecen en activo, para atender 735 parroquias, además de asumir el gasto del funcionamiento del Seminario Mayor y Menor, de la Casa Sacerdotal y de Cáritas. La diócesis también cuenta con 70 curas jubilados.

Ourense celebra hoy el Día de la Iglesia Diocesana, en la que tradicionalmente “recuerda a todos los cristianos la responsabilidad que tienen en la vida de la Iglesia”, con su aportación económica y humana, a través del voluntariado, de la catequesis, visitas a enfermos, labores de preparación en las iglesias y cánticos”, destaca Raúl Alfonso. Contempla la Iglesia como “una gran familia, en la que cada uno aporta lo que tiene, lo que puede y lo que sabe”.

Realiza una recolecta en las parroquias, en la jornada de hoy, “un tanto testimonial, que solo representa un 0,7% del presupuesto anual”. Raúl Alfonso contempla la posibilidad de que este año se prolongue la recolecta varias semanas, debido a la limitación de aforo fijada por la Xunta para las iglesias, que no puede superar las 25 personas en diez municipios de la provincia y el 50% de las restantes, con un máximo de 50 personas.

El papel de los feligreses se ha reforzado con el desarrollo del sínodo diocesano, que se realizó bajo el lema “Caminar juntos”, con la implicación de mucha gente reflexionando, aportando y proponiendo ideas”, porque “en la iglesia estamos todos llamados a arrimar el hombro, en lo que haga falta, en lo que podamos, con trabajo, con aportaciones económicas, con tiempo o con cualidades. Lo que hicimos durante toda la vida los cristianos. La Iglesia no es solamente cosa de curas, de monjas y de frailes. La iglesia es cosa de todos”.

La implicación de la gente que está comprometida en la vida de la Iglesia en la actualidad “es mucho mayor a la de hace años”, cuando había un mayor número de vocaciones y de fieles, por lo que “venía dado ya por naturaleza”.

La diócesis de Ourense está haciendo un esfuerzo muy importante, por medio de Cáritas y de las parroquias, para atender a las familias más necesitadas, durante la pandemia del coronavirus, mediante la aportación de alimentos, ropa, material escolar y pago de recibos de luz, gas y alquileres. El delegado de Economía de la diócesis advierte de que la precariedad de las familias necesitadas se ha incrementado con el segundo brote de coronavirus, por la destrucción de empleo y la prolongación del problema en el tiempo.

El coronavirus también es muy preocupante en el seno de la Iglesia, porque los 190 párrocos que permanecen en activo tienen un promedio de edad de 75 años, la franja de población más golpeada por la pandemia.

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