Las nuevas restricciones que entran en vigor esta noche se adoptan, defienden las autoridades sanitarias, siguiendo las valoraciones del comité clínico en función de múltiples indicadores que van más allá de la incidencia acumulada.
De ahí que se produzcan situaciones como las que se dan en Xinzo de Limia y Ribadavia, ambos en nivel 3 de alerta(en color rojo en el semáforo Covid). El primero, con 53 casos activos y 9.715 habitantes, quedará confinado perimetralmente esta noche y cerrará su hostelería durante un mes, mientras que el segundo, con 5.024 vecinos y 63 infecciones activas a día de ayer, se mantiene en nivel 2 con las mismas limitaciones que el conjunto de Galicia, a excepción de los 60 municipios afectados por las medidas más severas.
La alcaldesa de Xinzo, Elvira Lama, entiende que se tengan en cuenta otros criterios, pero carga contra la decisión: “Me produce indignación y cabreo, no puede ser que se cargue todo sobre un sector”, señala en defensa de la hostelería, que ayer se concentró en la villa con carteles para reclamar auxilio ante las pérdidas que se avecinan.
Partidaria de medidas más estrictas, como el confinamiento domiciliario durante quince días, apunta que “si el criterio es la presión hospitalaria, lo que debería hacer el Sergas es reforzar el personal sanitario”. Critica que la opción para contener el virus sea “un toque de queda de 24 horas a un sector”, y defiende el cumplimiento de los protocolos en la hostelería.
Ribadavia, con menos población y más casos que en Xinzo, no está entre los concellos con nuevas restricciones. Su alcalde, César Fernández, señala que “la curva está contenida” y atribuye el pico al brote en la residencia Nosa Señora dos Anxos. “Hacemos lo que está en nuestras manos para que la gente se conciencie y vemos que existe responsabilidad social”, explica el regidor. “Esto posibilita que la situación no se descontrole. Desde hace tres días estamos bajando y esperamos que remita en una semana o semana y media”, apunta Fernández.
