José Manuel Garrido, alcalde de A Merca | . // IÑAKI OSORIO

En el municipio ourensano de A Merca, de 1.900 habitantes, ayer solo había una persona con infección activa de Covid-19. Este concello de la comarca de Celanova aparece en nivel verde –el más favorable– en el mapa de Galicia que la Consellería de Sanidade actualiza cada día para identificar las zonas más afectadas por la pandemia en esta segunda ola. Emilio Fernández, de 84 años, falleció el domingo en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), tras un mes de ingreso a consecuencia del coronavirus. El octogenario, natural de la aldea de Leborín (Celanova), es uno de los residentes del geriátrico de Lobeira que resultaron afectados por un brote. Su familia pretendía velarlo en A Merca, para que los allegados pudieran darle su último adiós en un lugar más cercano para ellos, pero no fue posible. La visita al tanatorio tuvo que celebrarse en Ourense, y fue más reducida por las circunstancias. El confinamiento perimetral de la ciudad impidió a varios parientes y amigos desplazarse. La familia muestra su “impotencia” por la negativa al acto de despedida que recibieron en A Merca. El alcalde vetó el velatorio de esta víctima del Covid-19. “Como sanitario y como responsable de la situación sanitaria del concello, yo no permito que un positivo sea velado en A Merca, porque no hay nadie que me garantice que no pueda ser transmisor, ni que no se vaya a producir un contagio”, justifica José Manuel Garrido Sampedro (PP), alcalde del municipio desde 2019.

“Queríamos que el velatorio fuera en A Merca porque muchos familiares, mayores, son de la zona. Además resultaba más económico que en cualquier otro tanatorio del entorno. Salvo una hermana que vive aquí, los hermanos y amigos de mi suegro no pudieron bajar a Ourense por el confinamiento”, introduce José Manuel Conde, yerno del fallecido, que era viudo y tenía una hija. El hospital les comunicó la muerte por coronavirus del octogenario el domingo, sobre las 13 horas. “No estaba como un roble pero tampoco tenía nada exagerado, sino algunos achaques típicos de la edad”, describe Conde, que es hostelero en la ciudad.

Las quejas de la familia

La intención de velar al fallecido donde sus allegados pretendían no fue posible. “No nos dejaban y ni el alcalde ni la teniente de alcalde quisieron ponerse en contacto con la familia”. El acto se desarrolló finalmente en el tanatorio de As Burgas, desde donde se llevó a cabo la conducción al cementerio, en la parroquia natal del octogenario. “Había poca gente porque la mayoría de familiares no pudieron acercarse porque son de los pueblos y no podían entrar a Ourense por el confinamiento”. La familia critica la decisión del regidor de A Merca y también las formas. “Fui al Concello a pedir explicaciones y una funcionaria me dijo que, si quería, presentara una reclamación”, dice el yerno.

Sobre los riesgos de contagio, Conde cree que ese temor no tiene base. “Con el protocolo en el hospital, los fallecidos por el Covid salen en una bolsa y dos sudarios, en una caja sellada, precintada y desinfectada. Además, las personas que manipulan el ataúd son profesionales. Igual que se hizo con seguridad en As Burgas se pudo haber hecho allí, en el tanatorio de A Merca”, finaliza el portavoz de la familia.

El alcalde confirma la prohibición, que ya había aplicado antes con otro fallecido en A Merca a causa del virus –no hubo velatorio y el difunto fue trasladado directamente al cementerio–, un municipio en el que el pico, hasta el momento, ha sido de seis casos activos. “Me llamaron de la funeraria para decirme que pedían mi teléfono de esta familia y le dije que podían transmitirles directamente que no al velatorio, porque es un no generalizado. No podemos permitir velatorios de un Covid positivo. Como sanitario y como responsable de la situación sanitaria del ayuntamiento me niego, salvo que se esté dispuesto a aportar un certificado en el que alguien se haga responsable de un posible contagio o transmisión”.

El regidor repetía su postura a lo largo de la conversación con este periódico, ayer. “Si no existe una legislación para esto, el comité de expertos tiene tiempo. La Xunta nos hace responsables de un montón de cosas casi inasumibles. Si no hay fiestas y no se pueden juntar más de cinco personas para comer, menos para un velatorio así. En este periodo yo he sufrido el fallecimiento de mi madre y de mi suegra y el acto ha sido muy reducido. Utilicemos el sentido común”, sostiene Garrido.