Las nuevas restricciones que han dejado en suspenso la actividad no esencial en O Carballiño, Boborás y O Irixo para frenar la expansión del coronavirus han devuelto a estos tres municipios a una situación muy próxima a la que se vivió durante el estado de alarma. Calles vacías, locales cerrados y una sensación de vacío y tristeza. En este escenario, la rutina de los miembros del grupo municipal de emergencias no ha variado en todo este tiempo porque incluso en los meses en los que la incidencia del coronavirus fue mínima o nula, su trabajo continuó siendo el mismo que en marzo. “Desde que empezó la pandemia no paramos”, afirma el coordinador, Delfín Borrajo. Aunque por el momento no se les ha requerido para llevar comida y medicamentos a personas en cuarentena, de lunes a domingo el grupo desinfecta las fachadas y entorno de edificios públicos y residencias de mayores. También dan apoyo a los tractores que higienizan las calles rellenando los depósitos con agua e hipoclorito.