"Los comportamientos irresponsables durante la pandemia acaban produciendo muertes". Son las palabras del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, en la que se olvidan los eufemismos para marca un claro mensaje sin adornos comunicativos y con la sencilla tarea de llegar a todos los colectivos y la sociedad en general para frenar una curva que en Ourense se ha llevado por delante 183 vidas desde el 8 de marzo. Ayer, murieron cuatro personas por coronavirus. Tres mujeres de 83, 90 y 96 años y otro hombre de 85, todos ellos en el hospital ourensano.

Ourense y Barbadás cumplieron una semana en las restricciones impuestas por la Consellería de Sanidade que especificó que el confinamiento perimetral era la única vía para frenar la tendencia y la evolución creciente después de aplicar en la capital hasta cinco niveles de medidas restrictivas sin frenar la transmisión. Siete días después llega la primera meseta de una curva que se doblega reduciendo los casos detectados diarios de una forma exponencial. Si el viernes 9 de septiembre, los profesionales sanitarios registraban 239 casos totales en una jornada, ayer esos positivos detectados se redujeron a los 63 en toda la provincia. Una prueba de que el confinamiento perimetral de la capital y Barbadás está siendo efectivo, ya que la ciudad era el principal escenario de transmisión con brotes sociofamiliares que se reproducían por todos los barrios, con especial incidencia en el barrio de O Couto y la zona centro que delimita con ese barrio.

La curva se aplana, en los casos detectados, pero las autoridades sanitarias mantienen las pruebas PCR realizadas con una media diaria de más de 1.000. Otro factor que indica que la transmisión del virus se reduce en gran medida a las restricciones de la movilidad impuestas. Los datos de la jornada de ayer contabilizaron un descenso de 13 casos activos registrando 1.592, con 74 altas que suman 3.292 personas curadas de coronavirus.

Con respecto a la capital, la tendencia es que la curva de la incidencia epidemiológica también desciende moderadamente para situarse en 541 casos activos, que la jornada pasada, y ya no se identifica a la ciudad como el escenario donde se registran la mitad de los casos activos, sino que ya supone menos del 40%. Las restricciones en la movilidad seguirán hasta que el subcomité clínico las extinga.

El área sanitaria de Ourense, Verín y O Barco aplicó al plan de contingencia para "anticiparse" a un posible repunte de casos positivos ingresados y, según el informe diario, todos los hospitales registran un aumento de ingresos hospitalarios, siendo el CHUO el que más aumenta con ocho casos nuevos que empeoraron su estado de salud y que suma 72 personas en planta. La Unidad de Cuidados Intensivos también registra un aumento de un paciente y tiene a 11 en estado crítico. El Centro Médico El Carmen añade un paciente crítico a esa lista y suma 12 casos en estado de gravedad. El comarcal de Verín y el de O Barco también incrementaron las hospitalizaciones en un caso positivo cada uno, contabilizando el verinense 11 ingresos en planta, por dos de las instalaciones barquenses.

La situación en los geriátricos y centros de mayores es preocupante ya que en la última semana han muerto 9 personas que eran usuarias de residencias. Cinco de ellas, de la Residencia de Os Gozos, el mayor brote registrado de toda la pandemia en Galicia en un centro de mayores con más de 200 positivos entre trabajadores y residentes. En la actualidad, el geriátrico tiene 162 positivos entre usuarios y 46 entre el personal, mientras profesionales del área sanitaria de Ourense mantienen controles periódicos del estado de salud de los usuarios en dicha residencia, después de ser intervenida por el alto número de casos positivos. A este respecto, el otro foco de incidencia en geriátricos se ubica en Monterrei. La Residencia Val de Monterrei contabilizó cuatro muertos en la última semana y actualmente tiene 50 positivos entre los usuarios y 16 entre los trabajadores.

Desde el inicio de la segunda ola a mediados de agosto, el virus ha entrado en 23 residencias de mayores a pesar de las medidas impuestas por las direcciones. El enemigo invisible modera su incidencia en cuanto a nuevos casos, pero se ceba con las personas más vulnerables, los mayores de 60 años.