Uno de los grandes cambios que ha percibido el sector inmobiliario como efecto colateral de la pandemia por el coronavirus, la mayor demanda de propiedades en el rural, aún no aparece reflejada en las estadísticas del INE sobre constitución de hipotecas.

Así, el suelo rústico es prácticamente testimonial en la estadística de hipotecas constituidas. Y además cae en comparación con los años anteriores a la crisis sanitaria. En julio hubo cinco únicas operaciones de este tipo en toda la provincia, ninguna en junio, una en mayo, cuatro en abril y tres en marzo. En el acumulado de marzo a julio de 2020 se contabilizan 13 hipotecas sobre fincas rústicas, frente a 23 en los mismos meses de 2019, 28 en los de 2018, 24 en 2017, 18 en 2016, 41 en 2015 y 31 en 2014.

Antes de la crisis, en 2007, en ese período de cinco meses hubo 142 hipotecas sobre suelo rústico. Estas comparativas reflejan en 2020 una caída interanual del 43,5% y un bajón que oscila entre el 27,8% si se mide con el dato de 2016 y del 90,8% con el de 2007.

Las hipotecas de fincas rústicas tuvieron en julio un peso relativo del 6,4% sobre el mercado hipotecario provincial y del 2,7% cuando la comparativa se extiende al período de marzo a julio. En el caso de Galicia, el suelo rústico todavía pondera menos que en Ourense, ya que representó el 3,8% de las formalizaciones totales en julio y el 3,2% en el acumulado de marzo a julio. Queda por determinar si las próximas series estadísticas constatarán en el segundo semestre auge de demanda de propiedades en el rural.

En la provincia, las hipotecas sobre viviendas movieron el 74,7% del mercado en julio, con un importe de 3,94 millones.