"Ahora te voy a hacer lo que te mereces. Te voy a cortar las orejas". Eso dijo Teófilo S. C. a su exmujer, según la víctima, antes de atacarla presuntamente con un cuchillo tipo machete de grandes dimensiones, de 33 centímetros de hoja. La mujer relata amenazas de muerte e insultos durante la relación que, la tarde del 9 de agosto de 2018, llevaron a un presunto ataque machista, tras preguntarle si estaba con otro. La Fiscalía, que acusa por las lesiones y un clima previo "de terror" de maltrato psíquico habitual, "con miedo a decir cosas", pide una condena de 8 años de cárcel. El acusado (en prisión provisional) niega los hechos y culpa a su ex de acometerlo con el cuchillo, atribuyendo las graves lesiones a un hecho fortuito. La acusación particular ve intento de asesinato pero los forenses descartaron un riesgo mortal por las lesiones.

Víctima y acusado ya no convivían y estaban en trámites de divorcio. La mujer asegura que ella impulsó la ruptura, mientras que el acusado afirma que fue él, y que en cualquier caso "seguíamos viéndonos igual". Eran compañeros en un aserradero de madera del municipio ourensano de Piñor, donde ocurrieron los hechos y donde el hombre residía en los últimos tiempos. Teófilo S. C. pidió afilar el cuchillo a otro trabajador. No era un encargo infrecuente, aunque el testigo manifestó ayer en el juicio que le pidió: "Afílamelo bien". Al entregárselo, vio cómo guardaba el arma en un trapo y la metía en la cintura.

Según la víctima, al ver que iba al baño, el hombre le pidió hablar en la cocina, en un lugar que las cámaras de seguridad no captan. Cerró la puerta, se apoyó en ella y, presuntamente, tras preguntar a la mujer si estaba con otro, le dio un puñetazo que la tiró al suelo. La mujer afirma que la abordó por la espalda, con el machete, para cortarle las orejas. Se cubrió con los brazos, con la cabeza agachada, y en el derecho sufrió una incisión profunda. "Nunca", "no", "tampoco", fue repitiendo el encausado en su interrogatorio, para negar los hechos. "Me citó ella a mí, como otras veces, y me dijo que me iba a arrepentir de lo que le estaba haciendo, que me iba a joder la vida", fue su versión. "Se me echó encima con el machete y yo traté de empujar un poco". Niega la intención de agredir y atribuye las lesiones a un accidente por el forcejeo.

"Me hubiera matado", relata

"Era impresionante la sangre que había", expresó un guardia civil que llegó a la escena. Una compañera escuchó los gritos y entró en la cocina. Esta testigo afirma que vio a la víctima en el suelo, "moviendo las piernas", y pidió al varón que cesara la agresión. "¡Para, para, que la matas!", le dijo. "Tenía la cabeza agachada y pensé que estaba muerta. Él se puso frente a mí y tenía el cuchillo en la mano. Yo salí disparada a pedir ayuda", relató. "Paró porque vino la compañera. Si no, no paraba. Me hubiera matado, él no me dejaba", afirma la víctima.

La mujer asegura que la relación cesó en diciembre de 2017, que ella activó el proceso de divorcio y que solo eran compañeros ya. En los últimos tiempos sentía "miedo" y no quería saber "nada más de él". Durante el matrimonio sufrió "muchos insultos y amenazas de muerte, además de sus celos y su control. "Decía que no le importaba ir a la cárcel si tenía que ir y que, en su país, a las mujeres infieles les cortaban las orejas". La víctima afirma que, en una ocasión, Teófilo S. C. la amenazó presuntamente con ese ataque "si me veía con otro, pero nunca me imaginé que lo podría hacer". Su hijo confirmó episodios de insultos y amenazas y tuvo que intermediar, dijo ayer, cuando en un ocasión la sujetó por la pechera. El hijo del acusado lo niega.

La fiscal califica los hechos como lesiones agravadas, con uso de instrumento peligroso -pide 5 años de cárcel- y delito de maltrato habitual (solicita otros 3). La acusación particular añade uno de amenazas y mantiene su acusación por intento de asesinato u homicidio, porque afirma que "se hubiera desangrado" pese a que los expertos -tres en total- descartaron que la lesión en el brazo supusiera un riesgo mortal. "No se inmutó, no la socorrió y ocultó el cuchillo", destacó la letrada, que solicita la expulsión del país del acusado, de origen dominicano. "No tiene arraigo, consiguió la nacionalidad por haberse casado, están divorciados y carece de trabajo". La defensa niega pruebas de los delitos y solicita la libre absolución. Cita un examen genético de la Guardia Civil que halló ADN de la mujer en el cuchillo, "por lo que también estuvo en sus manos".

Los compañeros aplicaron un torniquete hasta la llegada de los servicios médicos, que trasladaron en helicóptero a la víctima. Fue operada y estuvo hospitalizada nueve días. Además de la profunda herida inciso-contusa en el brazo derecho, compatible con un mecanismo de defensa según los forenses, sufrió traumatismo en la cabeza, contusión ocular y fractura de la nariz, por los puñetazos. Los peritos consideran "extraño" que la causa pudiera ser fortuita, como alega el acusado. El Sergas reclama que pague los gastos sanitarios, más de 5.100 euros.