En el polémico tramo del AVE, Taboadela-Ourense, cada vez se apaga más la demanda de una "variante" alternativa para impedir que este cuello de botella sea el único punto de toda la alta velocidad ferroviaria española en el que los trenes pasan de AVE a vía única, y en el que viajeros y mercancías comparten traviesas. Y además, con circulación a velocidad de los trenes convencionales.

En la intermodal, las actuaciones para la entrada de trenes y las obras del aparcamiento subterráneo y de la nueva estación de autobuses mantienen un buen ritmo de ejecución, pero Ourense adolece de un proyecto general de consenso para la transformación de la antigua Estación Empalme.

Sin inversiones adicionales, los primeros años de AVE estarán marcados por la provisionalidad. Un ejemplo es que los trenes quedarán fuera de andén y marquesinas. El cambio de ancho ibérico hará que cientos de usuarios utilicen a la vez, y a la intemperie, las escaleras y pasos subterráneos de siempre, y un único ascensor, para situarse al otro lado del andén. Sin un protocolo de altura, la proyectada pasarela superior suena a futurista.