Cuando se trata con bebés y niños muy pequeños la comunicación no verbal es básica pero la mascarilla ha enmudecido una parte muy importante de la expresión facial: la sonrisa. Las medidas de protección contra el coronavirus han borrado este gesto y su pérdida tiene un valor especial en las escuelas infantiles, donde los pequeños reciben con ella confianza y cercanía.
Esta circunstancia rondaba en la cabeza de la directora de la guardería Los Tilos de Ourense, María Luz López González, que buscaba la manera de "eliminar esa barrera". La solución la vio en las mascarillas que utilizan los sordomudos para poder comunicarse y no se lo pensó dos veces. "En cuanto las vi pensé que este tipo de protección era buenísima para nosotras y me puse a investigar donde conseguirlas", explica. "Contacté con un chico que las hace en Gondomar y le hice el pedido", añade.
Este martes, cuando el centro reabrió sus puertas tras casi seis meses sin actividad, los alumnos veteranos fueron recibidos por la misma sonrisa que los despidió el último día de marzo. "Los que ya nos conocían nos reconocen mejor sin la barrera de la mascarilla de tela y los que son nuevos ven nuestros gestos. Eso suaviza el contacto y facilita la adaptación", señala la directora.
La mirada dice mucho pero apoyada en una sonrisa todavía más, que es lo que necesitan los pequeños en la escuela infantil. "Este sistema les acerca mucho más a nosotras, ven si estás seria o si sonríes, y les resulta mucho más fácil grabar nuestras caras", explica la directora.
Las mascarillas transparentes que utilizan están homologadas y admiten hasta 60 lavados.
