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La parroquia de As Caldas cumple sus 100 años sin fiestas y con Santiago, su patrón, confinado

Considerada la mejor cita festiva de la ciudad, el barrio de A Ponte era un desierto - Los hosteleros reconocen que "la gente fue a la playa; no hubo colas en hornos ni pastelerías"

Misa solemne en honor a Santiago Apóstol en A Ponte, cuya imagen por primera vez no salió en procesión por la pandemia. // Carlos Peteiro

"Este año han sido unas fiestas devaluadas, en las que no podemos celebrar ni nuestro centenario como parroquia, pero hay que vivirlas igualmente desde la fe y pensar que con ayuda de Dios nosotros siempre podemos", exhortaba el párroco de la iglesia de Santiago de As Caldas, en el barrio de A Ponte, Francisco Pernas, durante la homilía de la misa solemne en honor al patrón del barrio, Santiago Apóstol. La pandemia ha obligado a suspender toda las celebraciones festivas "y hasta el santo se ha tenido que quedar confinado", señaló.

Un disgusto doble pues este año se cumplía el centenario de la fundación de la parroquia a As Caldas, en torno a la cual fue creciendo la historia del barrio. Por primera vez Santiago Apóstol, que solo sale una vez al año, cada 25 de julio, para ser llevado en andas por las calles del bario en solemne procesión, tuvo que quedarse "en casa".

Hosteleros de As Caldas se quejaban también de que este año, al cierre durante meses por la cuarentena, se les sumará este nuevo imprevisto, pues esa calle es una de las que durante los durante cuatro días de fiesta permitía al sector hacer buena parte de la caja anual.

"Creo que muchos vecinos se fueron a la playa aprovechando que caía en sábado; de hecho no merece la pena tener invitados porque, si no hay fiestas o atracciones no tienes a donde llevarlos", explicaba el cliente de un conocido bar situado bajo el parque pontino,

Rompiendo una imagen insólita en el barrio, solo dos o tres personas hacían cola a las 12.30 de ayer, en las pastelerías o en alguno de los hornos que normalmente viven su mejor jornada.

Pero A Ponte resiste. En una iglesia parroquial con los fieles salpicados de a uno y a dos por los bancos, guardando las distancias de seguridad, el párroco les invitó a ser "menos narcisistas, salir de nosotros mismos y dar testimonio de la fe".

Se refirió al retablo de Magariños que hay en el templo pontino que repasa la historia de Santiago para "recordar que somos peregrinos de la vida" y a a dar testimonio "como el apóstol de la fe".

Invitó a celebrar estos días hondamente "aunque sean unas fiesta devaluadas y no podamos celebrar con la solemnidad que se merece nuestro centenario".

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