El próximo lunes, 20 de julio, se cumplen seis meses de la desaparición de Nerea Añel Vázquez, una joven de Ourense de 27 años. Su madre, Belén Vázquez Domínguez, estuvo con ella por última vez en la cena del día de Reyes. "Tenía su vida pero ella siempre contactaba conmigo y no pasábamos más de 15 días sin hablar. Siempre me llamaba desde cualquier móvil. Vi que tardaba y me puse en contacto con una persona del ambiente en el que andaba, y me dijo que llevaba tiempo sin verla". Esa larga y extraña ausencia, en su opinión involuntaria, llevó a la progenitora a presentar denuncia el 5 de febrero. Desde entonces, sin noticias de su paradero, la señora ha "empapelado" la ciudad con la fotografía de su hija pequeña. El cartel ha llegado incluso a Francia o Portugal.

De la investigación se hizo cargo la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer (UFAM) de la comisaría de la Policía Nacional de Ourense, que mantiene las pesquisas en marcha. Belén Vázquez acude de vez en cuando a la comisaría o telefonea al inspector para saber de primera mano las novedades sobre el caso. "Dicen que siguen varias vías". La madre se confiesa "desesperada" por una situación de ausencia que se prolonga ya medio año. "Estoy harta de intentar encontrar a mi hija por todos los medios posibles. He tocado en todas partes, he escrito un correo al Ministerio del Interior, he distribuido carteles, he hablado con Paco Lobatón y ya no sé qué más hacer", expresa, sin querer caer en el desánimo. Amigos "de toda la vida" de Nerea le han transmitido una idea que ella se está planteando: organizar una manifestación para que el caso de esta ourensana no se olvide, ni por parte de las autoridades ni a nivel social.Investigación

En su primera fase, la investigación incluyó rastreos con perros y drones en las inmediaciones del barrio de Covadonga y de un motel de Barbadás, así como vigilancias y entrevistas en los lugares que la chica frecuentaba y donde fue vista por última vez. Los carteles con su fotografía se difundieron en diversas ocasiones en las redes sociales -incluido el perfil oficial de la Policía-, en los medios y también en numerosos establecimientos y lugares públicos de la capital. La familia apela a la colaboración ciudadana. Nerea Añel mide 1,70, es de pelo castaño y tiene los ojos verdes y una complexión delgada, así como tatuajes en los brazos.

Respetuosa con el trabajo que lleva a cabo la unidad policial de Ourense que se encarga de la investigación, la madre no deja de pensar en qué pudo suceder a la joven, que tenía problemas con las drogas, un aspecto en el que Belén pide no centrar el caso. "Es una persona, tenga o no un problema como lo puede tener mucha gente, o yo, mañana", subraya.

"Mi hija llevaba últimamente unos dos años en un mundo que no era bueno y yo no conozco ese tipo de amistades. Esa clase de gente se calla la boca pero no pudo desaparecer de la noche a la mañana. Mi impresión es que a mi hija la engañaron y se la llevaron, y a lo mejor ahora tiene miedo. O eso o está muerta", expresa esta madre.

Nerea Añel desapareció con 26 años y su 27 cumpleaños coincidió con el periodo de su ausencia. "Es una persona con mucho carácter pero muy cariñosa, siempre me trataba con mucho cariño". Fue tras hablar con Paco Lobatón cuando la madre se enteró de que la joven no figuraba en el registro de personas desaparecidas de Interior. Envió un correo al ministerio y, tras hablar con la Policía, dos agentes acudieron a su casa para que cursara ese trámite. "Solo tengo la esperanza de que la encuentren en algún lado, porque ya no sé qué más hacer", implora Belén.