Acudir a un examen de selectividad genera nervios y dudas. Es una prueba exigente que evalúa los conocimientos adquiridos y la capacidad de síntesis, memorización o desarrollo de las materias abordadas durante todo el curso. Sin embargo, hay momentos anecdóticos que no se conocen a no ser que formes parte de su círculo de confidencia sentado en un banco.

Una joven se quita la mascarilla y advierte: "Era facilísimo copiar, yo no lo hice pero si llego a saber allí al lado de una pared y entre una columna podía haber puesto el móvil que no me iban a cachar". Sus amigas le responden que demasiado arriesgo si quiere conseguir la nota que desea para ser Arquitecta.

Otro joven comenta que "escuchasteis la canción del teléfono que sonó por los menos 3 o 4 veces. Si me llega pasar a mí me muero de la vergüenza, la verdad". No era el hit del verano, por el énfasis de contar la anécdota. Una alumna llega más tarde apenada: "La primera lectura cuando vi que no me sabía nada se me nubló la vista, veía borroso. Después me tranquilicé y ya empecé a escribir, pero al principio lo pasé mal". Tras los primeros minutos de excitación, se calma el ambiente en el grupo. "La verdad, que no sé para que traigo el DNI si total podía venir Mohamed de Cantabria o de Albacete que no se iban a enterar. Estaban allí parados en todo momento, así que", dice otro estudiante que adivina lo que caerá en Lengua. "Seguro que un comentario de texto de la educación o algo. ¡Qué pereza, lengua ahora!". Su premonición fue cierta ya que en la prueba de Lengua Castellana y Literatura cayó un comentario de texto sobre la inclusión en la educación de la periodista Nuria del Saz.

El sonido de un teléfono que se olvida de activar el modo avión o vibración, los primeros nervios y la fatiga ocular de días de estudio que nublan la vista fueron las anécdotas de un primer día en el que los descansos sirvieron de repasos improvisados para llevar fresco los conocimientos y el césped del campus de Ourense se llenó de preuniversitarios. Un examen de Historia para no suspender y un tono de una canción que sonó en toda la Biblioteca Rosalía de Castro.