Desde el 25 de mayo, cuando comenzó la fase 2 de la desescalada en Galicia, ya se permitían las celebraciones religiosas, como bodas, bautizos y comuniones, pero muchos enlaces se aplazaron hasta el verano -como pronto, o a 2021- y los sacramentos de los niños repuntarían a partir de julio, según preveía el vicario de Pastoral, Francisco Pernas. Ayer, la parroquia de San Pío X, en el barrio ourensano de Mariñamansa, acogió a mediodía tres comuniones a la vez, en una sola eucaristía, las primeras de esta parroquia tras la pandemia. Fue el gran día de Óscar, María y Cristian.

La tradición de los trajes de los niños se mantiene, también la ropa de etiqueta en el caso de los familiares, pero incorporando la mascarilla como complemento más habitual en estos tiempos en los que la amenaza del virus sigue presente. Al entrar, gel y desinfección de los zapatos. El templo de Mariñamansa es grande, con un aforo para 300 personas, lo que facilita poder mantener distancias de seguridad, aunque ninguna de las tres familias llegó ayer a la veintena de asistentes.