Vecinos y usuarios del consultorio de Albarellos, en Monterrei, no abandonarán su objetivo de que se les devuelvan los dos facultativos que tenían antes de cerrarlo para acometer su restauración, y piden que se les habilite un espacio acorde a los requisitos sanitarios actuales frente al Covid. Cerca de 50 personas se turnaron ayer a lo largo de la mañana a toque de caceroladas frente al Consistorio, en defensa de este servicio.

El consultorio, dentro del edificio consistorial, cerró antes de la declaración del estado de alarma, para mejorar su funcionalidad con unas obras valoradas en 300.000 euros, pero que redujeron drásticamente una sala de espera, y ahora no se adapta a las recomendaciones sanitarias para el manejo de la pandemia en Atención Primaria. Ante ello, el BNG envió un escrito al Sergas sin recibir respuesta, y este lunes convocó una asamblea a la que acudieron casi 200 vecinos. Les explicó la situación, y también pedirá un pleno extraordinario al que acuda personal del Sergas para informar. La médico está próxima a jubilarse y teme que no se quiera cubrir su plaza en Albarellos, con once pueblos distantes, quedando un solo médico. La solución del Sergas es ponerles una unidad móvil al lado del edificio pero "queremos una habitación para los casos de Covid y que vuelva la médica".

Una vecina, Aurora, teme que llegado el momento no se ponga la unidad móvil, y critica lo mal que se hizo la reforma del consultorio. Cree que se podría abrir una puerta en la oficina de la asistenta social y sumar ese espacio. Señala que seguirán con las caceroladas por las mañanas, y pide apoyo a los vecinos de los demás pueblos ante el temor de perder este consultorio.