Galicia vuelve hoy a la llamada "nueva normalidad", pero la larga cuarentena ha hecho mella en muchas personas. "Tras el confinamiento vemos más casos de adicciones, como la de adolescentes a los videojuegos; crisis de pareja; personas que no pudieron hacer el duelo a sus familiares fallecidos por Covid y agorafobias [miedo a salir de nuevo a la calle]", explica Saray Bohórquez, psicóloga clínica en Somega (Xinzo de Limia ) y en el Centro de Desarrollo Rural O Viso, de Lodoselo (Sarreaus).

-¿Cuáles son las patologías que más se están repitiendo tras el confinamiento?

-Habilitamos un teléfono al inicio del confinamiento, y los primeros efectos del mismo fueron ansiedad y miedo por las noticias que iban llegando de contagios y muertes. La pandemia ha llevado a la aparición de patologías que precisarán de tratamiento como ansiedad, depresión, agorafobias trastornos obsesivos, adaptativos; síndrome de estrés postraumático y "duelo complicado" , al no poder despedir a familiares fallecidos por Covid. La obligación de permanecer en casa ha puesto también a prueba también algunas relaciones familiares y de pareja.

- ¿Cuál de estas patologías tiene una mayor prevalencia ?

-El aumento de conductas de potencial adictivo a través de plataformas digitales o Internet (videojuegos, juegos de azar, compras). Me ha sorprendido la cantidad de padres que tienen problemas con sus hijos adolescentes que ahora no quieren salir ni de la habitación enganchados a la Play Station. "Si no lo obligas ni se ducha"; "si no le llevas la comida a la habitación, ni come", me repiten.

-¿Cuáles son los síntomas de alerta para los padres?

-Niños y niñas lo han llevado bastante bien. Tienen capacidad de adaptación. El problema han sido los adolescentes de 12 a 16 años. Estos se han visto "encerrados con sus padres" , con esa incomprensión que sienten como adolescentes y sin poder relacionarse con sus amistades y se refugiaron en el teléfono, ordenador o Play las 24 horas del día. Una bomba. Un adicto a los videojuegos no es capaz de controlar las horas que pasa frente a la pantalla. Si observo que mi hijo tiene una necesidad de aumentar el tiempo que se pasa en el juego, síntomas de abstinencia cuando este o está disponible, y el uso continuado del mismo a pesar de las consecuencias negativas, hay que actuar. Las consolas en sí no son malas, lo importantes es usarlas con mesura.

-Las crisis de pareja, ¿estaban ya latentes o son una consecuencia directa de ese encierro a la fuerza?

- La obligación de permanecer en casa ha puesto a prueba las relaciones familiares y de pareja. El hecho de encontrarse en una convivencia forzada, ha generado en muchos casos la tensión de enfrentarse a relaciones que no iban bien. El encierro nos ha privado de libertad y, , si no existía una filantropía en la pareja, lo que se genera es más desencuentro, distancia y confrontación.

-Usted atiende a familiares de fallecidos por Covid que no pudieron despedirlos. ¿Cómo los conforta ante una situación sin vuelta atrás?

-Es cierto que la muerte no tiene vuelta atrás y por eso en casos de pérdida es esencial ayudar a expresar libremente los sentimientos de tristeza, enfado o de bloqueo. Es importante sentirse acompañado y planificar cómo se quiere honrar a ese ser querido, cómo darle el último adiós.

-Esa agorafobia o miedo a salir de nuevo a la calle, ¿qué conductas está generando?

- Hay personas que nos dicen "no volveré a salir hasta que no haya una vacuna". El miedo en algunos casos llega a paralizar y está derivando en casos de agorafobia. Nos repiten hasta la saciedad que nos lavemos las manos.Si yo tengo una predisposición obsesiva es muy fácil que esta información actúe de precipitante y provoque un trastorno obsesivo.

- Usted además se ocupó del teléfono de ayuda que e puso en marca el CDR O Viso en el rural

- Decidimos dar apoyo y acompañamiento telefónico, facilitando a quien lo necesitaba material y pautas para el manejo de la ansiedad. Sobre todo recibimos llamadas de familiares de afectados por el Covid-19; profesionales expuestos y personas que ya tenían trastornos depresivos o de ansiedad con anterioridad, que se vieron agravados por con el confinamiento.