En tiempos de pandemia, traer la mayor alegría al mundo exige medidas especiales de precaución para reducir el riesgo de contagios durante la atención sanitaria. En la maternidad del Complexo Hospitalario de Ourense (CHUO) trabajan 22 ginecólogos, 15 matronas y 4 enfermeras residentes, además de auxiliares y celadores. Con una constante actualización de los protocolos de seguridad -8 hasta la fecha, según la jefa de sección de Obstetricia, Esther Álvarez- han garantizado, por regla general, poder dar a luz manteniendo el contacto piel con piel con el bebé y la presencia de un acompañante. Solo en los casos positivos de coronavirus es necesario separar a la madre de su hijo tras el alumbramiento, para que la mujer ingrese en la planta para pacientes de Covid-19. En el CHUO solo se ha producido un caso confirmado de una madre con la enfermedad. Desde el 14 de marzo, cuando entró en vigor el estado de alarma, hasta este martes 5 de mayo el hospital público de la ciudad ha asistido 158 nacimientos. Son 39 bebés más en lo que va de 2020 en Ourense en comparación con ese mismo periodo de 2019: 427 desde el 1 de enero hasta ayer.

Toña Iglesias es la supervisora de las matronas. Este es su mensaje a las embarazadas que, confinadas durante su gestación, puedan albergar incertidumbres sobre la situación que vivirán en el hospital. "Que vengan tranquilas porque extremamos las medidas: controlamos las visitas y les damos mascarillas a ellas si no la traen y también a su acompañante. Aunque nos vean con mascarillas a nosotras, que sepan que debajo hay una sonrisa", expresa con emoción.

Mercedes T. Gómez, de 27 años, es matrona en el CHUO desde que empezó la residencia en 2016. Estas enfermeras especialistas acompañan a la mujer en todo su ciclo vital, desde la adolescencia -menarquia- hasta la menopausia, y más allá. "Que no piensen que van a estar solas porque seguimos estando al pie de la cama. Hacemos el trabajo de atención al parto y de acompañamiento, somos igual de cercanas y de humanas".

Cuando la embarazada no tiene diagnosticado el virus ni presenta síntomas sospechosos ni hay un contacto en su entorno que entrañe riesgo, el proceso de parto en el hospital no difiere demasiado de la normalidad. En consultas previas solo entran ellas y las visitas se limitan a un solo acompañante, que suele ser el padre. "Primero son las medidas de protección para ellas, para el personal sanitario que las atiende y también para el niño. Casi todas las guías nos indican que si la pareja es positivo o altamente sospechoso, no debe estar en el hospital por el riesgo de propagación. A la mujer se le daría la opción de que esté acompañada por otro familiar sano; que esté sola no es bueno para ella", completa la doctora Álvarez.

Ya al inicio de la pandemia, el CHUO puso a disposición de las embarazadas el teléfono 682 303 811, de lunes a viernes y de 9 a 15 horas, para que resuelvan sus dudas sobre la gestación y el parto en estos tiempos de Covid-19 y reclusión. Hay unas 700 mujeres embarazadas en la actualidad en Ourense, calcula la jefa de sección, desde las de positivo en el predictor a las que están ya a término.

"Sí ha aumentado la carga de estrés y ansiedad en un proceso, como es el embarazo, en el que ya se produce una mayor sensibilidad. Está siendo complicada esta situación, también para nosotras, pero hay medidas de seguridad y, además de las numerosas consultas telefónicas para que las visitas al hospital sean las imprescindibles, las matronas de primaria del área hacen cursos de preparación al parto a través de Skype". La médica añade: "Ourense pertenece a un grupo de estudio a través de wasap formado desde el Hospital Puerta de Hierro [Majadahonda, Madrid], en el que están representados más de 100 hospitales y se comparten al momento protocolos, guías de evidencia científica o bibliografía".

Desde el 1 de enero se han producido 427 nacimientos, más que en el mismo periodo de 2019 -388 hasta el 6 de mayo de 2019-, un aumento que contrasta con la crisis demográfica. Pasadas varias semanas de pandemia y con una "normalidad relativa" ante esa imagen de mascarillas para embarazadas y profesionales de la maternidad, la supervisora de las matronas, Toña Iglesias, reconoce que "al principio cundió un poco el pánico. Empezamos con tres bajas pendientes de la prueba del coronavirus y ahora solo es una y ya está cerca de reincorporarse. Además se contrataron residentes. Ahora estamos más tranquilas, con más medios y más formadas en la situación, con todo organizado y preparado para actuar correctamente".

Mercedes comparte que, al comienzo del estado de alarma por la crisis sanitaria, la situación "fue un poco caótica y engorrosa e íbamos casi a protocolo por día. Estas últimas semanas se ha ido estabilizando todo y la gente ha perdido un poco el miedo. Sobre todo al principio, las madres llegaban con nervios y ansiedad por no saber qué se encontrarían en el momento del parto, mientras que ahora hay algo más de calma, aunque la mayoría nos cuentan que siguen sin salir a comprar ni a pasear".

Ante la sospecha de que una madre tenga el virus o si cuenta ya con diagnóstico confirmado -se ha detectado un caso con certeza hasta el momento-, el personal se protege con el EPI. En Urgencias, ingresa en una sala independiente desde la que es derivada a la unidad de partos. Tras el alumbramiento, la permanencia en la sala de despertar se amplía de 2 a 4 horas en estos casos, antes de su traslado a la planta para pacientes Covid. "Hay medidas de asepsia, se cambian las cintas del monitor tras cada uso, se limpia todo y se hacen los controles solo en dos salas. Muchas embarazadas han venido con ansiedad y sin querer tocar ni el sillón, ni el monitor, nada", dice Iglesias.

La supervisora, empática, confiesa cierta "tristeza" por el hecho de que, con las visitas limitadas al acompañante y el desconfinamiento todavía en una fase inicial, "las madres no puedan compartir su alegría con el resto de la familia más allá de su pareja, porque un nacimiento es una alegría inmensa. Nosotras tratamos de que sea la mayor posible a pesar de todo".

Confirma la jefa de Obstetricia, Esther Álvarez, que "siempre hemos pensado que somos una rama de la medicina que da alegría. Un bebé encarna la ilusión de una pareja". La matrona Mercedes T. Gómez coincide. "Siempre hemos agradecido la suerte de poder trabajar con gente sana, por regla general, pero ahora si cabe lo pones mucho más en valor porque hemos tenido que ir a trabajar al hospital sin enfrentarnos como otros compañeros a la guerra. Hacemos un trabajo que trae alegría y buenas noticias y, en un momento como el que hemos vivido, se valora".

Una madre: "Te acogen"

Rita Doallo, 32 años, alumbró a Lúa, su segunda hija, el domingo 3 de mayo. "Todo estaba pulcro y bien medido y con las matronas fue genial". La de su centro de salud la había informado de que el padre, Xabier, podría estar con ella en el proceso. "Estar acompañada todo el rato facilitó sentirse bien, a gusto". Aunque tuvo que compartir habitación con otra madre, valora como un extra de "tranquilidad" que las visitas se hayan limitado al acompañante. "Me parece básico y debería mantenerse en el tiempo; estás con tu bebé, a conoceros, a dar la teta".

Si bien de entrada "impresiona un poco ver al personal con mascarillas, guantes y pantallas, te hablan, te tranquilizan y te acogen, y tú estás a otra cosa. Yo pude vivir la experiencia ajena al estado de alarma". El padre de Lúa, Xabier, daría "un gran aplauso a las dos matronas que nos tocaron, Paula y Emma". La madre, que el martes recibió el alta, comparte esa impresión: "Era como estar en casa, tranquilos, a gusto. Nos sentimos acogidos. Una gran parte de poder sentirse contenta y ajena a la situación fue gracias al trato de las matronas".