La iniciativa que ideó Montserrat Gómez tras la declaración del estado de alarma sanitaria concitó rápidamente la solidaridad de 100 personas -todas mujeres salvo un hombre, empleado de su mercería-, que se lanzaron a confeccionar mascarillas cuando la pandemia golpeaba con las cifras más terribles y las protecciones escaseaban. Desde el 21 de marzo, estas costureras solidarias han elaborado cerca de 16.000 mascarillas higiénicas reutilizables tras lavado. Una de ellas, Mari Paz Vázquez, trabajadora textil con 20 años de experiencia aprovechó la inactividad al verse afectada por un ERTE para coser en su garaje con una máquina industrial. En cuatro semanas ha hecho 250 ella sola. "Sienta bien ayudar. Si todos colaboráramos todo iría mejor", dice.

La acción concebida por la mercera de O Carballiño de 35 años, propietaria del comercio 'La Moderna' desde hace siete, con una red de contactos gracias a los cursos que imparte que fue creciendo a medida que el boca a boca propagaba la idea -"pasamos de 25 a 100 colaboradoras en tres o cuatro días"- ha servido para beneficiar a mayores de residencias de ancianos de la comarca, a profesionales como bomberos, guardias, sanitarios, transportistas, funerarios o trabajadores de alimentación, así como a niños de varios municipios y a personas sordomudas.

Este colectivo recibe 500 protecciones especiales, con un área transparente que permite leer los labios y facilita la comunicación con lenguaje de signos. El lote es remitido a la sede en A Coruña de la Federación de Asociacions de Persoas Xordas de Galicia (Faxpg), que se encarga de repartirlas.

Ahora que ha aumentado el suministro -las farmacias han recuperado stock y la Subdelegación del Gobierno aseguraba ayer que ha entregado 56.000 máscaras sanitarias a entidades sociales y de sectores esenciales-, la necesidad de estas protecciones ha decaído, con lo que la iniciativa de estas 100 costureras está llegando a la meta. "Hace una semana que hemos dejado de hacer las de adultos, unas 11.500, y con las de personas sordas terminaremos esta. Las infantiles, que son de menor tamaño que las que normalmente se comercializan, se entregan a los colegios de la comarca para que las distribuyan a los alumnos a través de las asociaciones de padres y madres, en la recogida de boletines o algunos a principio del próximo curso. De estas son unas 2.000 para los centros y 1.700 para Ardecou, una asociación de ayuntamientos como Amoeiro, Barbadás, Cartelle o Coles que nos las solicitaron", dice Montserrat.

El grupo organizado de costureras utilizó, con material de la mercería y de numerosas donaciones, tres capas de tela, dos de algodón y una en el medio de TNT, un tejido más impermeable. También han contribuido haciendo batas, calzas y gorros de protección para profesionales expuestos. Han recibido cartas, vídeos, llamadas y detalles de agradecimiento, detalles, sobre todo de las residencias de mayores, que las han conmovido y que premian su solidaridad.