La carretera N-541 orilla el poblado gitano de A Fontela, un asentamiento de chabolas en el límite municipal de Maside, con vistas a un hipermercado y a la rotonda donde desemboca la autovía que conecta Ourense y O Carballiño. Veinte familias numerosas, con niños y ancianos, habitan aquí. También para ellas la normalidad ha saltado por los aires. Durante el estado de alarma sanitaria por la pandemia del coronavirus, las ferias y mercados están suspendidos y tampoco es posible salir a recoger chatarra. "La situación la llevamos muy mal, tenemos problemas de economía, falta de cosas para el aseo y estamos sin comida para mayores y niños. No hay ferias, las chatarrerías han cerrado y nosotros no podemos salir. Nos quedamos sin modo de vida, sin nuestro pan. Algunos cobran una pensión pero muchos de nosotros no tiene ingresos", relata Juan Gabarri.

El poblado critica al Concello de Maside. Anteayer se reunieron con el alcalde. "Fuimos a decirle que necesitamos ayuda, como bonos para ir al supermercado a comprar algo, pero él se negó. Este es un barrio en el que nunca se vendió droga. No queremos tener que ir a Carballiño y hacer daño, no queremos robar por necesidad".

El regidor, José Manuel Iglesias, niega el supuesto abandono. "Desde que entró en vigor el estado de alarma, el Concello ha repartido alimentos no perecederos y perecederos, atendiendo a los informes de los servicios sociales, según los ingresos. Se han beneficiado unas 38 o 40 familias. Aparte de alimentos no perecederos, que volverán a entregarse de cara a Semana Santa, se han facilitado bolsas de productos de limpieza e higiene personal. Los servicios sociales se encargan de adquirir los productos en supermercados. Son bienes como carne, pollo, yogures, fiambre, leche para niños pequeños, o pañales".

Iglesias detalla que "Servicios Sociales se encarga de esa compra y de entregarla personalmente a las familias según sus necesidades, número de miembros e ingresos de la unidad familiar. Una vez que todas las familias reciban esas bolsas comenzaremos de nuevo, tantas veces como sean necesarias".

El poblado denuncia también la falta de mascarillas o guantes en un asentamiento en el que residen ancianos con enfermedades crónicas. A partir de hoy, según el alcalde, llegará una partida. Varias unidades se entegarán a las 12 trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio, que cuidan a una media de 5 o 6 dependientes por jornada. José Manuel Iglesias añade, como argumento en contra de las críticas, que se han hecho labores de desinfección en el poblado, con producto viricida para minimizar el riesgo de contagios, y que en unos días se acometerá de nuevo. "Entre mañana y el viernes recibirán otro lote de productos de limpieza, que se acompañarán con mascarillas y guantes", precisa el alcalde de Maside.

Iglesias subraya que "estas medidas son iguales para todos los vecinos del municipio en riesgo de exclusión social o con problemas para aguantar el momento que vivimos. Hay familias de etnia gitana y también otras, como pueden ser emigrantes retornados, hogares sin ingresos o con prestaciones mínimas".

"La asistenta social nos da un pollo, dos o tres yogures y un poco de fiambre, no nos entregan nada más", dice Juan Gabarri. "Mi mujer tiene una pensión de 300 euros que cobra los días 10, pero el 21 o 22 me quedé sin dinero. Mi padre, de 72 años, cobra 300 los días 25 de cada mes y me está ayudando con 5 o 10 euros".

Agradecidos a la Guardia Civil

El coronavirus, según el portavoz, no ha llegado al poblado por el momento. "Todos estamos perfectos, gracias a Dios". Gabarri alaba al instituto armado. "Tenemos que hacer una mención especial a la Guardia Civil de Carballiño y Ribadavia, porque todos los días nos preguntan qué tal estamos. Son los que más se preocupan por nosotros".