El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, anuncia que este mismo mes de febrero y cuando remate el programa festivo del Entroido, se retirarán "los bolardos asesinos", como él bautizó ya hace años a esos pivotes de control del tráfico del casco viejo, que desde hace dieciséis años, impiden el paso de vehículos no autorizados en quince puntos de acceso al barrio histórico.

Jácome ejecuta así uno de sus temas más recurrentes en los años que estuvo en la oposición, la retirada de los bolardos como sistema de control de acceso restringido, que funcionandesde desde mayo de 2004, tanto para taxis y emergencias o carga y descarga, residentes y otros vehículos autorizados. Un rechazo que se materializó incluso con la presentación de una moción, que había sido aprobada para sustituir estos pivotes, "asesinos", según le llamó desde entonces, por los daños a vehículos, con el objetivo de sustituir estos sistemas de bolardos que impiden el paso a vehículos no autorizados, y solo se escamotean bajo el suelo al paso de un coche con tarjeta de vehículo autorizado. Se habían emitido en estos años cerca de 2.000 tarjetas.

Gonzalo Pérez Jácome expresó su satisfacción por poner fin a la "pesadilla de los bolardos asesinos" y por poder cumplir un compromiso de Democracia Ourensana.

Más policías

Pérez Jácome declaraba ayer que este paso "se puede lograr gracias a la incorporación de más efectivos para controlar el tráfico de la ciudad, nueve policías locales más, en esta área" , dado que de otro modo al no haber instalado previamente un sistema alternativo de control, solo la vigilancia y sanción puede evitar el caos.

Así lo manifestaban ayer algunos miembros del bipartito, que reconocían que no habían sido informados de la idea del alcalde, de retirar los bolardos y con ellos este sistema, único por ahora, para restringir el tráfico a la zona antigua, sin adjudicar antes el servicio de control de acceso al casco histórico que está en precario como el semafórico.

Pero el alcalde ya actuó ayer por libre, y adelantó en un comunicado, que su decisión es sin paliativos, como hizo con la peatonalización de Concordia, y ya está en condiciones de decir que se va a proceder a la adjudicación del contrato de control de tráfico, "lo que permitirá la vigilancia del acceso a través de cámaras".

Puntualiza que no cambian ni el régimen de acceso de vehículos al centro histórico, que continuará restringido, solo para residentes y vehículos de servicio, ni el régimen de sanciones por los delitos correspondientes que se mantienen.

Como resultado inmediato, en palabras del alcalde, "evitará que los autos sean aplastados". En los años que han estado activos, dice, cerca de 1,500 autos han sido golpeados, uno a la semana, además de causar lesiones a los peatones.

"Es un sistema que nunca tuvo que existir, está desactualizado y ya no será un problema", dice el regidor. Otros miembros del bipartito consideran que es "una temeridad retirar bolardos, antes de instalar las cámaras de control".

Las colisiones contra los bolardos son en efecto una de las causas más habituales de siniestralidad en el casco viejo y el resto de la ciudad. De hecho según un informe policial la mayoría de los choques contra bolardos son de coches que pasan a destiempo, o tratan de colarse detrás de otro autorizado.