Carlos Rego (1965) radiografía la historia del ourensano Magín Blanco (A Rúa) con capítulos en los que define su amistad, pero también con una voz crítica y una perspectiva musical contextualizada por las diferentes etapas del músico.

- ¿"O camiño da luz" es la unión de profesionalidad y amistad?

-Sí, a Magín me une primero la admiración, porque él dio un concierto aquí en Ourense, que es como empiezo el libro, con un grupo que se llamaba Voyeur en el año 1985. Nadie los conocía en Ourense, pero a mí y a otros amigos de la pandilla nos pareció un grupo impresionante porque tenía el sonido más moderno de todos los grupos ourensanos que tocaban. Nos gustaban mucho y cada vez que venían a Ourense, intentábamos verlos, aunque no venían muchas veces. El grupo se transformó en La Rosa y, por circunstancias personales, el grupo que yo tenía que era Cosecha Roja, empezó a coincidir en algún concierto con ellos en Ourense y a partir de ahí la admiración que tenía como compositor y como guitarrista se convirtió en una relación más estrecha y fuimos haciéndonos amigos.

-¿Quién y cómo es Magín Blanco?

-Es un animal musical, respira música. Hacer música es la principal razón de su vida, igual es muy exagerado, pero es así, es el principal apoyo de su existencia, no puede vivir sin música. Tiene unas cualidades y un don especiales para hacer canciones que no solo son bonitas, que son canciones que son capaces de emocionar y afectar al oyente. Él pasó por varios estilos y ahora está en un estilo en el que compone música infantil o familiar, pero mantiene ese don por hacer composiciones que mantienen esa música que emocionan el oyente y esa es la principal característica como músico.

-¿Tienen similitudes sus canciones de los 80 y las de hoy?

-Nada que ver y mucho que ver. Tiene la capacidad para hacer melodías acústicas, aunque en los 80 fuera música acústica, pero no fue un hombre de rock ruidoso, de rock con parte de folk y con mucha importancia en las guitarristas acústicas. El estilo de las letras sí que es un estilo diferente. Melódicamente, no hay tantas diferencias, pero en la composición de las letras, sí que las hay.

-Pasó del rock a la música infantil, ¿un giro musical necesario?

-Creo que sí, está mucho más a gusto consigo mismo ahora. Sobre todo, porque en la época de La Rosa, comercialmente y a nivel de crítica estaba bastante ignorado y no veía reconocidos sus esfuerzos, que eran muchos y muy grandes para mantener el grupo funcionando, con poca repercusión. Ahora está más a gusto con la música y consigo mismo, porque es la música que quiere hacer y se ve recompensado por el público y por los críticos que reconocen su valor como compositor.

-¿Se planteó dejar la música por esa falta de repercusión?

-No, Magín tiene una frase en una entrevista en la que empezaba a sacar discos en solitario que decía: "Yo voy a seguir cantando y voy a sacar discos hasta que se me seque la boca". Él nunca tuvo intención de dejar la música y creo que es imposible. Otra cosa es que pasara por momentos que no podía publicar o editar discos, eso es diferente. Como decisión de dejar la música, no lo pensó ni en los peores momentos.

- ¿Qué le gusta más, componer o cantar?

-Durante muchos años, creo que siempre se vio como un compositor. En sus años de rock de La Rosa y los primeros años de los discos en solitario, tenía cierta incomodidad y en ese momento si que se veía como compositor por hacer canciones bonitas, aunque el no estuviera contento como quedaban grabadas o como sonaban en directo. Hoy, disfruta más sobre un escenario, de cantar e incluso de hacer unos pasos de baile coordinadamente descoordinados (risas). Tiene más facilidad ahora para estar en un escenario que antes no tenía. Principalmente, creo que se siente como un compositor.