Felisindo Castro Lorenzo (Dacón, Maside, 1943) pidió referencias antes de elegir universidad. Optó por Salamanca antes que por Madrid o Santiago, atraído por el nivel de profesores como Enrique Tierno Galván. Aquella decisión meditada hizo que su vocación por el derecho se uniera a la de su futura mujer, forjando a la postre una familia unida por los lazos de parentesco pero también por el Derecho. El padre, en ejercicio en Ourense desde marzo de 1969, recibirá este año la medalla que reconoce su medio siglo de carrera en la abogacía. En el mismo acto, sus hijos Félix y Cástor (Ourense, 1970) serán distinguidos por alcanzar ya 25 años en el oficio. La madre, María Isabel Vicente Santos (La Peña, Salamanca, 1945), en activo desde el año 1978 tras haber actuado como procuradora previamente, fue una pionera.

Era una abogada en un mundo netamente de hombres, la colegiada número 98. "No lo viví como algo difícil porque soy echada para adelante. Obstáculos no notaba, sino una curiosidad, no tanto de los jueces como de los compañeros. En algunos, una curiosidad malsana. Si sabían que tenía juicio, entraban y estaban observando, esperando, digo yo, a decir: mujer tenía que ser. Quizá un poquito más de enfrentamiento tuve con algún oficial del juzgado, yo tenía que protestar y veía que, si fuera un hombre, algunas cosas no me las dirían. Pero nunca jamás un cliente me dijo: quiero que me lleve el asunto Felisindo o quiero consultar con él. Sin embargo, algunas mujeres sí: esperemos a que venga su marido. Es fácil de entender el porqué. Las mujeres en general estaban tan minusvaloradas que no creían en sí mismas, cómo iban a creer en otras".

Isabel descubrió su vocación temprano. "Tenía la idea desde los 8 o los 9 años, cuando la carrera entonces no era para mujeres, sino que era de hombres, pero oía mucho a mi abuelo y a mi padre, que fueron secretarios de ayuntamiento, hablar de pleitos y de leyes. Yo me dije: tengo que hacer Derecho para saber".

Felisindo, el abogado número 63 de Ourense, fue secretario del colegio durante una década. Hoy echa en falta las relaciones humanas más fluidas y estrechas que se estilaban en la profesión y el ámbito judicial. "Ao principio podiamos ser 50 ou 60 e eu creo que había unha relación máis cordial. Hoxe, non sei se por sermos máis ou porque hai outra forma de ver as cousas, notas máis ese distanciamento cos xuíces, os funcionarios e os compañeiros".

Isabel, más joven, terminó la carrera un año después. Felisindo había finalizado en 1967, pasó un año en prácticas en Ourense y, cuando ella se licenció, la pareja contrajo matrimonio y vino a esta ciudad a establecer su vida personal y profesional. Él comenzó en la profesión coincidiendo con la inauguración de un nuevo edificio, el palacio de justicia de Concepción Arenal, y ha llegado a conocer la mudanza, en 2015, al inmueble más moderno de O Couto.

Investigación y artes marciales

Los gemelos Félix y Cástor Castro siguieron el camino profesional lógico por la influencia en casa. También cursaron la carrera en la universidad de Salamanca. Algunos compañeros de la promoción de sus padres fueron sus profesores. "Nunca sentín que por iso nos foran a mirar máis con lupa nin a favorecer. O nivel era moi alto e esixían moitísimo", dice Cástor. Se licenciaron en 1993 y juraron su ingreso en la profesión al año siguiente, tras un periodo de prácticas en el despacho de los padres. Son los colegiados 617 e 618. "Vivimos o dereito como algo moi natural dentro da familia".

Son polifacéticos: Félix estudió Antropología con posterioridad, es bibliófilo y especialista internacional en el Libro de San Cipriano, un manual de magia que circulaba de forma clandestina y se copiaba a mano durante los siglos XIX y XX, recogiendo las fórmulas para desencantar los tesoros del antiguo reino de Galicia. Ambos son músicos e investigadores etnógrafos, han organizado el Día do Orgullo Gaiteiro -tras aprender a tocar la gaita de forma autodidacta, a base de ensayo y error, durante la carrera en Salamanca-, y llevan haciendo artes marciales desde los 12 años. Discípulos del maestro Lee, son sexto dan en taekwondo y cuarto dan en la disciplina de Haidong gumdo, la espada coreana. "Ao final un integra todo á maneira de traballar e de ser. A curiosidade, o interese por ler e aprender", resume Cástor.

"Somos bastante estrictos e serios en todo o que facemos. Hai quen quizais ventile unha demanda cun escrito, a nós gústanos meternos a fondo nos asuntos, darlles moitas voltas. Iso vén da nosa propia maneira de ser e tamén do que aprendemos dos nosos pais", destaca este hermano. "No colexio, de pequenos, se sacabamos menos de notable eu lembro o típico 'bueno, non te herniaches'. Desde sempre tiñamos un nivel de esixencia", completa Félix.

Cástor aporta una clave sobre su manera de entender el trabajo, con honestidad: "Ás veces hai xente que vai a un abogado a que lle dean a razón, pero moitas teslla que quitar". Félix asiente: "Aquí non se pode dicir que o cliente sempre ten a razón porque non é así".

Durante su amplia trayectoria, Felisindo ha trazado límites por cuestiones morales: ni casos de drogas ni crímenes sexuales. Poder elegir fue la razón de que el matrimonio abandonara el turno de oficio, coincidiendo con el momento en que empezaba a sufragarse desde el Estado, pues con anterioridad era un desempeño obligatorio para los letrados, sin remuneración alguna. "Levamos o traballo por materias. Gústanos coller un asunto con calma e buscar detalles por todos os lados. Isabel domina perfectamente o dereito de familia; Félix é un artista en temas administrativos e contenciosos; Cástor pégalle moi ben tanto a penal como civil. Eu sempre fun un namorado do penal pero ultimamente funme apartando un pouco". Isabel interviene: "Una cosa fundamental que hemos hecho desde el principio es el respeto al asunto y a quien lo lleva, que es el que lo dirige", aunque entre todos compartan opiniones.

El trabajo en un despacho donde todos son familia "dá unha liberdade que non hai noutro traballo e permite organizar o tempo. Se un día me teño que quedar ata tarde e compensar, faise. Esa é a ventaxa de que sexa familiar", manifiesta Cástor.

Felisindo Castro es uno de los dos abogados a los que este año distinguirá el Colexio da Avogacía de Ourense por sus 50 años de oficio. "Cando eu fixen os 25 anos, non fun. E este ano se non fora por eles posiblemente tampouco iría", asegura el padre. "A verdade é que non adoitamos ir a este tipo de actos, pero este ano haberá que pensalo", sonríe Cástor. ¿Continuará la tradición del derecho en esta familia? Félix tiene una hija de 9 años y su hermano dos de 9 y 14. "Non sei se as miñas fillas terán vocación pero eu non llo recomendo porque é un traballo moi complexo. Podes estar traballando durante un ano nun asunto e ter toda a razón do mundo, pero que non cha dean. Por suposto, todos na familia as apoiaremos no que elas decidan ser, ao 200%, sexa Dereito ou calquera outra vocación", finaliza Cástor.