El rural ourensano revive en verano con la llegada de turistas y familias enteras de vecinos que emigraron y que están repartidos por numerosos destinos pero que no perdieron la conexión con sus orígenes. Los hijos y nietos acaban estrechando lazos entre ellos y creando sus propias raíces por lo que en algunas aldeas, su regreso por vacaciones se convierte en una auténtica fiesta.

Es el caso de Ordelles, en Pereiro de Aguiar, donde desde hace cuatro años se celebra, coincidiendo con el puente festivo del Día de Galicia, un encuentro que reúne a todos los vecinos alrededor de un variado programa de juegos y actuaciones. La idea, explica el alcalde de Pereiro, Luis Menor, partió de un grupo de niños procedentes de diferentes puntos de Galicia y España, y ha sido todo un éxito. "Estos niños pasaban sus vacaciones en este pueblo, en la parte más alta del concello, y entablaron una amistad tan grande entre ellos que les llevó a hacer una fiesta improvisada con actuaciones para todo el pueblo", relata Menor.

La semilla de estas peculiares Festas de Ordelles, la pusieron unos chavales que hace cuatro años apuraban la cena para reunirse, a las 22.00 horas, en el pilón. Allí ideaban juegos, se contaban la vida e inventaban sus historias. Una convivencia sana que un vecino del pueblo, Camilo Castro, el conocido clown Tanito, quiso potenciar. Una cosa llevó a la otra y de repente habían organizado un festival de música y artes escénicas en el que ellos eran los protagonistas y los vecinos su público.

Se hicieron llamar "Los niños del pilo", y ahora, cuatro años después, siguen organizando un espectáculo que ya dura dos días y abierto a todo el pueblo. Hay guateques, actuaciones de temática libre, juegos tradicionales y hasta unas Olimpiadas de Aldea en las que los mayores disfrutan como enanos compitiendo en pruebas como lanzamiento de sacho o tiro de cañoto de berza. Para participar sólo se requiere "habilidad, destreza y un poco de fondo físico, pero sobre todo mucho humor", dice el cartel que anuncia por todo Ordelles que "un año más llegan los niños del pilo".

Esta vez, cuenta el alcalde Luis Menor, "tuve ocasión de presenciarlo y el resultado es espectacular". La fiesta dura dos días y participan todos los vecinos porque es apta para niños "de 1 a 101 años". Una convivencia vecinal ideada, destaca Menor, "auténtica donde las haya, con un espíritu de solidaridad y sana diversión" digna, concluye, de orgullo y de posible imitación.

El Concello ha colaborado en la organización del evento y el regidor, que lo ha disfrutado "como un vecino más", está encantado y anuncia su interés en seguir promocionando un evento como este, capaz de unir a niños y mayores.