"Se puede ser gitana, respetuosa con tu origen y tus tradiciones, pero al mismo tiempo, ir a la escuela, formarse y si es posible tener una independencia económica futura como mujer". Ella es Remedios Jiménez Vargas, 20 años, estudiante de tercer curso del grado de Trabajo Social en el campus de Ourense, natural de Viana do Bolo y "gitana por los cuatro costados". Es el rostro que destierra el tópico, sin renegar de sus raíces. Apuesta por la educación "como la pieza clave, la que te hace abrir la mente a otras culturas y que los demás puedan entender la nuestra, la gitana", afirma.

-¿De quién es el mérito de que consiguiera romper el tópico de la mujer gitana y esté matriculada en la universidad?

-Siempre me ha gustado estudiar, pero mi familia, desde mis abuelos a mis padres que son nacidos en Viana do Bolo (Orense) al igual que yo, siempre han querido que todos los hermanos, fuéramos a la escuela. "El saber no ocupa lugar" nos decían, y se han esforzado para que no faltáramos a clase. La familia en la que naces es fundamental para este cambio.

-¿Por qué eligió el grado de Trabajo Social y cuáles son tus objetivos cuando llegues a ejercer como profesional?

-La vocación inicial era la psicología porque me encanta la gente y empatizar con ella. Pero había mucha matemática y soy de letras puras. Llevo el latín y griego en vena (se ríe). Opté por Trabajo Social porque es otra forma de ayudar a los demás y cuando acabe además si puedo ayudaré también a los míos, al pueblo gitano.

-¿Qué le diría a aquellos gitanos que aún no ven la importancia de la escolarización?

-Que estamos en otra época. Es cierto que hay que ir a la feria a trabajar, pero hay que obligar a los niños a ir al colegio. La educación te abre la mente a entender las cultura de os otros, lo que te podría parecer raro cuando lo conoces ya no lo es tanto. Si nos abrimos también les ayudamos a entender nuestra cultura

-¿Hay racismo?

-Yo vivo en Ourense, con otras cuatro compañeras que no son gitanas y para mí es otra familia, tengo muchos amigos y me he sentido muy acogida por todos, como una más. Pero si es cierto que en Viana vivimos en un pueblo en el que somos los únicos gitanos y aún hay algunos te miran por encima, te hablan pero te hacen sentir menos. Y yo me digo a mí misma ¡pero si mi abuelo os quitó el hambre muchas veces! Porque si los gitanos tienen algo en la nevera, esto se reparte, es un pueblo solidario. Si tiene uno, comen todos. Y mi familia siempre trabajó primero en las antigüedades, la trata de ganado las ferias y ayudó cuando pudo. Ahora todos han estudiado, hasta mis padres mejoraron sus estudios básicos para optar a trabajos. Hubo momentos en los que íbamos todos a la escuela.

-¿Le molesta que algunos sigan viendo a tu pueblo de forma peyorativa?

-Hablan de otros tiempos. Cuando un gitano ha robado lo ha hecho por necesidad, para comer, pero muchas veces el payo lo hace solo por hacer daño. Es lo ocurre con la corrupción política. Tienen sueldo, comida y todavía quieren más.

-Algunos gitanos más conservadores piensan que estos cambios y el acceso de la mujer a la educación pueden acabar con su cultura.

-En mi casa se respetan las tradiciones, pero que hay abrir la mente. Yo seré gitana hasta que me muera pero hay que evolucionar, abrirse a los otros. Si la niña quiere ser médico, déjala. Luego, si quiere puede seguir manteniendo o no sus tradiciones.

-¿Se ha sentido en algún momento como una persona distinta por sus ideas tanto para los payos como para su propia etnia?

-Ahora ya no.Mis amigos y amigas me han hecho sentirme igual. Los gitanos somos personas y deben de tener los mismos derechos pero lo que ún no no tienen son las mismas oportunidades. Ahora que contamos representación politica, todo un hito histórico, tenemos la voz y es el momento de expresar nuestras carencias.