La ciudad también tiene su particular triángulo de Entroido, y que ayer ya empezó a calentar motores. Así, en el núcleo etnográfico de Seixalbo se preparan para recibir el día grande a sus iconos: Paquita y Nicanor, con su hijo Vicentito. Por lo de pronto hubo reunión festiva en la plaza y a disfrutar. El otro punto caliente es el de Eiroás, en donde la reina es la Pita, una máscara recuperada para mayor gloria de la fiesta, y que en la jornada de ayer participó en la tirada de olas, con suerte dispar, pues algunas de ellas se les fueron de las manos y terminaron destrozadas contra el suelo.

Y qué decir de los cofrades de Frei Canedo, que preparan su desfile con esa irreverente sátira y de ocio agradecido. Como asegura uno de sus miembros, lo que empezó como una cosa de amigos, ahora, y con el paso del tiempo, se convierte en una procesión multitudinaria en ese populoso barrio de la ciudad. Es la figura de Frei Canedo la que levanta el ánimo, además de otras cosas, pues la realidad es que no pasa desapercibido.