El nuevo centro de salud de O Couto, un edificio de nueva arquitectura construido junto al edificio judicial de Ourense, está en obras en la cubierta. La propia empresa adjudicataria, la UTE Vías-Petrolam, acomete "la reparación del aislamiento de la cubierta para evitar filtraciones", según confirmaron ayer fuentes de la Consellería de Sanidade. Ya hubo intentos previos.

El centro de salud, que fue cofinanciado en un 80% por fondos europeos, costó 3,2 millones de euros. Atiende a una población de referencia de más de 18.000 vecinos y permitió que los residentes del barrio, así como de los núcleos rurales adyacentes como Rabo de Galo, no tuvieran que seguir desplazándose al Nóvoa Santos, de la calle Juan XXIII, para acudir al médico de cabecera y a determinadas consultas (aunque el cambio ha sido voluntario, por el derecho a la libre elección de personal y centro sanitario).

Fue una obra demandada desde hace más de 20 años, cuando empezaron las primeras reivindicaciones, y que se retrasó por litigios relacionados con la adquisición del terreno, primero, y de la urbanización del entorno para la concesión de licencia, en última instancia. Desde poco después de su apertura en noviembre de 2017, pese a las ventajas del edificio en cuanto a luminosidad, accesibilidad y aprovechamiento energético, empezaron a surgir críticas sobre goteras y filtraciones de agua -el personal llegó a tener que colocar cubos y papeleras- así como problemas de calefacción, hasta el punto de que desnudarse para una consulta de medicina general o pediátrica o de fisioterapia suponía una incomodidad, mientras el personal trabajaba con abrigo y bufandas o llevaba calefactores de casa.