A menos de cuatro meses de la celebración de las elecciones municipales, la dimisión del portavoz del gobierno popular, José Araújo, que también abandona la Corporación y se daba de baja en el Partido Popular, instala al Concello de Ourense en una crisis que se vino sorteando a lo largo de un mandato marcado por la falta de estabilidad en lo que a la gobernabilidad se refiere. El que hasta ayer pasaba por ser el hombre fuerte del gobierno popular, y que en su momento se convirtió en "superconcejal" debido a las competencias que tenía -Infraestructuras, Medio Amibente, Limpieza yTransportes-, tomó la decisión de no seguir en una corporación "que no cumple las expectativas que tiene la ciudad", repartiendo las responsabilidades de esa situación del propio ejecutivo, del que formó parte y que dijo asumir en el porcentaje que le corresponde, así como de los grupos de la oposición.

Pero el abandono de la política activa de Araújo no es definitiva, después de indicar que se daba un "periodo de reflexión de dos semanas" para tomar una decisión que estaría directamente ligada con su participación en las próximas elecciones municipales, en concreto con Ciudadanos, al reconocer que fue una de las formaciones políticas "que se acercaron a mí", y que le habría abierto las puertas, a la espera de que adopte una decisión después de los contactos que hubo, como reconocía el secretario de organización del partido en Galicia, Laureano Bermejo.

La presentación a primera hora de la mañana de ayer en el registro de los escritos de renuncia a sus responsabilidades en el gobierno municipal y la de su condición de concejal, que se comunicará en el pleno del viernes, junto con la formalización de su baja como militante en el Partido Popular, después de 27 años, rubricaron la decisión de Araújo, que dijo "haber meditado un montón". Y aunque en un principio valoró la posibilidad de pasarse al grupo mixto, la descartó, como así se lo puso de manifiesto al propio alcalde, Jesús Vázquez, que en la reunión que mantuvieron le llegó a plantear que continuase. Pero la respuesta del portavoz no dejó lugar a dudas: "No vine a negociar nada, sino a comunicar mi marcha".

Con quien también habló Araújo fue con el presidente provincial del PP, Manuel Baltar, al que trasladó su decisión de darse de baja del partido, por entender que no tenía sentido seguir con su militancia, sobre todo cuando sopesa la posibilidad de asumir un nuevo reto político en el ámbito municipal al "abrirse una puerta nueva", en este caso Ciudadanos, para "construir en positivo, sumar y conseguir un gobierno estable".

Una vez consumada su renuncia, Araújo comparecía a las puertas del concello para explicar los motivos que le habían lleva a tomar la decisión. Y así aseguró no estar de acuerdo "con las dinámicas que se estaban marcando", por entender que "así la ciudad no va bien", y proclamó que "no me veo en una futura corporación sin presupuestos y sin un Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), que considera dos piezas claves para el funcionamiento del concello.

Así como un reconocimiento a su propia responsabilidad durante los 44 meses como miembro activo del gobierno popular, "en lo que me corresponde", debido a que "desde dentro no puedo hacer nada, por lo que voy a probar si doy el paso de hacerlo desde fuera".

Los argumentos de Araújo para apuntalar esa apuesta de un cambio necesario en la dinámica municipal en la que se encuentra el Concello, se sustentaron en que "tengo clarísimo que la ciudad no se va a gobernar ni a base de selfis ni a base de insultos", en alusión directa a lo que viene aconteciendo durante un mandato que entra en la recta final.

Pero evitando entrar en confrontaciones directas, Araújo recurría a lo dicho en muchas ocasiones siendo portavoz, en el sentido de que "gobernar en minoría es muy difícil, por eso incluyo a todos. En un gobierno con esta oposición es imposible sacar nada adelante. Una parte de la culpa es del gobierno y la otra, fundamental, de la oposición. En un gobierno en minoría, la mayoría es la oposición".

Al ser preguntado si se sentía defraudado con la gestión de Jesús Vázquez como alcalde, el que fuera su portavoz y directo colaborador, evitó entrar en realizar un juicio de valor, y se limitó a manifestar que "si estuviese encantado no tomaría esta decisión", y de nuevo recalcó que "con la situación en la que estamos es imposible sacar nada adelante". Para concluir que la valoración es que "el gobierno no supo gobernar, pero la oposición tiene su responsabilidad en cómo se encuentra la ciudad". Y sin querer polemizar, dijo confiar en que los ciudadanos "sabrán decidir" en las próximas elecciones municipales.