Por wasap, correo electrónico u ordinario, en internet. Un enlace fraudulento, una página que suplanta a una empresa, una falsa oferta de empleo. Un engaño ofreciendo dinero fácil. Una petición de pago por adelantado. Un contacto de una aplicación de citas que, tras ganar la confianza, pide dinero para sortear un problema. Los nuevos estafadores aprovechan la ubicuidad de la red para captar a más víctimas, con múltiples modalidades de engaño. Ciberdelincuentes que, en su mayoría, operan desde otros países, a los que cuesta dar caza. La Policía Nacional detalla las principales estafas y pide cautela.

Aunque algunos mensajes están escritos en un español tan precario que cuesta entender no solo la amenaza sino simplemente el texto, los wasaps que exigen dinero por haber visto pornografía, a cambio de no remitir a los contactos del receptor una supuesta grabación con la cámara web en un momento embarazoso, se están consolidando como una de las nuevas amenazas de los estafadores por la red. Este tipo de engaño y otros timos como el de la "carta nigeriana", que consiste en la oferta de una millonada a cambio de una cantidad, no han dado lugar a denuncias en Ourense, al menos que le consten a la Policía, asegura. Con todo, la comisaría asume que puede haber víctimas que no acudan a las autoridades a contar su caso por "vergüenza".

Cuatrocientos euros a una cuenta de Bitcoin -una moneda electrónica- como pago y un plazo de 24 horas para no enviar imágenes del receptor mientras supuestamente veía contenidos pornográficos "a todos los parientes, compañeros de trabajo e internet", sentencia el wasap -una parte puede leerse en la imagen superior- que finaliza, por si el español casi ininteligible despierta sospechas, justificándose por su poco conocimiento de la lengua porque no es una persona nativa.

"Aunque es un engaño, es posible que efectivamente hayan dado con la persona que haya visionado vídeos pornográficos, por lo que ante la vergüenza de ser descubierta, la persona puede llegar a pagar la cantidad exigida", dice la Policía.

En la "carta nigeriana", un supuesto abogado comunica a la víctima que, ante la imposibilidad de localizar a ningún pariente próximo a un millonario fallecido, la suculenta herencia puede ser suya por tener el mismo apellido y nacionalidad de origen que el difunto. El letrado promete un trato profesional y confidencial, así como un reparto de los fondos al 50%, con una condición: compartir también gastos de gestiones. Es el cebo.

Son cartas redactadas en inglés o español que llegan tanto por correo electrónico como al ordinario. Tienen ese nombre porque suelen remitirlas desde Nigeria u otro país africano. Hay varias variantes -además de la herencia, un premio en la lotería, o una inversión que no se puede recuperar sino se transfiere a otra persona-, pero la misma finalidad: estafar a alguien que cae en la trampa del dinero fácil, un ardid en el que nunca se debe confiar, subraya la Policía.

Otra de las estafas más comunes por e-mail consiste en la suplantación del nombre de empresas conocidas -tras Movistar, Santander o BBVA, Endesa es la última perjudicada- para dirigir a la víctima a una página falsa con la intención de que efectúe el reembolso de una factura mal emitida a través de una tarjeta bancaria. Es una técnica que se conoce como "phishing". Las víctimas potenciales de este tipo de fraude son aquellos clientes que habitualmente hacen pagos electrónicos o trámites online a través de la web de la compañía y proporcionan datos personales.

El fraude se lleva a cabo indicando a un usuario que uno de los pagos de facturas lo ha realizado doblemente y que para que la empresa haga un reembolso en la cuenta del cliente la operación debe ser confirmada en un enlace. Al hacer clic en el correo fraudulento, los ciberdelincuentes conducen a una página falsa que suplanta a la de la compañía. En esa pantalla se indica que debemos introducir los datos de pago, los apellidos y un número de documento oficial. Posteriormente, la página simula una pasarela de pago seguro, cuyo único objetivo es hacerse con los datos de la tarjeta de crédito. Al hacer clic en el botón "continuar", los ciberdelincuentes obtendrán los datos.

Robo de datos en pagos online

La Policía avisa de que también pueden producirse suplantaciones de organismos oficiales que exigen que se les abone una cantidad de dinero, como la propia Policía o Hacienda. "No hay ninguna entidad oficial que a través de internet nos cobre, por lo que nunca se debe abonar ninguna cantidad. En caso de duda, siempre es mejor acudir al organismo oficial y preguntar".

Entre los engaños a través del móvil está el timo de los SMS Premium, "un servicio sacacuartos", dice la Policía. Por una suscripción no deseada a determinados avisos -en la mayoría de las ocasiones basta con contestar a un wasap o pinchar un enlace fraudulento- cobran 1,45 euros por cada mensaje recibido, hasta 60 euros al mes. También existen "suscripciones más silenciosas', que omiten los mensajes y pueden cobrar una cuota fija de antemano. En este caso, la víctima no se entera por el móvil y no sabe de la suscripción hasta que recibe la factura", añade la Policía, que recomienda contactar con la compañía telefónica para pedir la baja, el reintegro del dinero e incluso el bloqueo de suscripciones.

Alerta la comisaría de otros correos o mensajes fraudulentos que, para dar apariencia de veracidad, ofrecen consejos suplantando a la OCU u otros organismos "para dar mayor veracidad". También avisa de esos wasaps que piden un reenvío para que se cumpla un deseo. Son mensajes "maliciosos que buscan conseguir más listados de contactos a los cuales enviarán posteriormente estafas", dice la Policía.

Las estafas más comunes por internet piden dinero por adelantado o roban datos con el "phishing" o el "pharming" (una técnica más sofisticada). Un ejemplo que circula por redes sociales o wasap: los timadores envían mensajes usando la identidad de una marca conocida para que se rellene una encuesta a cambio de un cheque regalo. Piden datos personales y que se comparta con otros. Así obtienen los datos de la víctima y de los contactos que recibieron el mensaje fraudulento.

Algunos anuncios de compras online esconden un timo tras una ganga. Una vez hecho el pago el producto nunca llega, y si lo hace, no coincide -es una falsificación, un objeto defectuoso o sin valor-. Los engaños también llegan en forma de ofertas de trabajo falsas, que prometen condiciones salariales muy buenas, e incluso trabajar desde casa con elevados rendimientos, pero requieren un pago por adelantado por supuestos gastos.

Estafas amorosas y laborales

Existen timadores que se hacen pasar por organizaciones de caridad -no dudan en utilizar logotipos de organizaciones-, con la intención de solicitar donaciones o ayudas para catástrofes naturales, enfermedades o ataques. También los que buscan víctimas hasta en las aplicaciones de citas o en cualquier red social: finge ser otra persona, se gana la confianza y muestra su interés por una relación. El estafador pide dinero diciendo que está enfermo o pasando por alguna situación difícil. Cuando consigue la cantidad, desaparece.

La Policía informa de timos con pisos de alquiler o viviendas vacacionales, en los que el supuesto propietario dice que está en el extranjero, que alquila la casa porque no puede cuidarla y pide parte de la fianza o una mensualidad, a través de algún servicio de envío de dinero, a cambio de remitir las llaves. No deja visitar antes el piso y cuando recibe el efectivo, el anuncio desaparece. Si se acude a la dirección, la vivienda no existe o está ocupada por su verdadero propietario.