Un acusado de caza furtiva atribuye a un "apretón" que fuera pillado junto a un lazo
El fiscal pide prisión, multa y 2 años sin cazar para dos obreros juzgados por un delito contra la fauna

Dos guardias, declarando como testigos, ayer en el juicio. // FdV
Ourense
B. F. M. (29 años) sacó el teléfono para hacer una foto al cadáver en descomposición de un corzo, hizo una llamada y fue pillado por un guarda forestal. Ayer, en el juicio, justificó su presencia allí, en un monte de Quintela de Leirado, por que, según él, le dio un "apretón", aunque también dijo estar de paseo. Es una "práctica tradicional en Galicia" servirse del campo para hacer las necesidades, justificó su abogado. El fiscal lo acusa a él y a G. S. B. (49) de un delito contra la fauna. Ellos lo niegan. El último hizo uso de su derecho a la última palabra para declararse inocente: "No me gusta que me tachen de furtivo. Llevo más de 20 años cazando y no tengo ningún interés en usar el lazo. Es más, me asquea; me han muerto así muchos perros".
Ambos son aficionados a la caza y el ministerio público cree que aprovecharon su trabajo en una obra de cierre en una granja de cerdas reproductoras para dejar trampas ilegales en el monte de al lado, entre febrero y abril de 2016, suponiendo que los animales en celo atraerían a los jabalíes. El fiscal mantuvo la acusación tras la celebración del juicio, ayer, en el Penal 1 de Ourense. Pide para cada encausado una pena de 14 meses de prisión, una multa de 2.800 euros, así como la inhabilitación para cazar durante 2 años.
El guarda decidió apostarse en el coto tras ver restos del animal. También hicieron vigilancias los guardias civiles del Seprona. Ninguno vio que en aquella zona ir a defecar fuera costumbre. Semanas antes, el forestal estuvo visitando la zona después de que unos cazadores le informaran de la presencia de tres lazos. El agente asegura que cuando sorprendió a B. F. M. este pidió por teléfono a otro que acudiera con un "cuchillo o un hacha" para cortar la cabeza del animal. El fiscal sostiene que el interlocutor era G. S. B., quien se personó minutos después. En su coche apareció un cable similar al utilizado en los lazos, según la Guardia Civil. Ellos alegan que se trata del alambre de libre acceso de la obra, que transporta como material de uso corriente. Llevaba una cuchilla tipo cúter, también de diario, alega.
Las defensas piden la absolución por falta de pruebas. Destacan que nadie vio a los encausados colocando ningún lazo y que no se puede descartar que los autores fueran cazadores o los trabajadores de la granja porcina. "El fiscal trata de acusar utilizando indicios sin solidez que son meras conjeturas", concluyen.
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