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La aldea de Aceredo emerge 25 años después de ser engullida por el embalse luso de Lindoso

La sequías provocaron una bajada del caudal de la presa. y estos días el último pueblo de Lobios anegado en 1992 por esa obra hidráulica, vuelve a mostrar los restos sumergidos

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Aceredo emerge 25 años despuñes

Un 8 de enero de 1992 el pueblo de Aceredo, en el concello ourensano de Lobios, empezaba a desaparecer bajo las aguas del embalse portugués de Lindoso, que cerraba ese día por primera vez sus compuertas, en virtud de un acuerdo internacional suscrito entre España y Portugal, que permitía al gobierno luso el aprovechamiento hidroeléctrico de las aguas del río Limia.

Desde hace unos días , y coincidiendo con el 25 aniversario de la desaparición de Aceredo, el último de los cinco pueblos de Entrimo y Lobios que quedaba bajo las aguas, en virtud de ese acuerdo internacional suscrito en 1968, este pueblo vuelve a emerger a causa de las escasas precipitaciones registradas en los últimos meses que bajaron casi al límite el nivel del embalse.

"De los cinco pueblos anegados en 1992, Aceredo es el que se encuentra en una cota más alta y por tanto el agua ha ido bajando de forma progresiva en los pasados días por la sequía, y ahora se puede ver los restos que de las edificaciones que estaban bajo el embalse", explica la alcaldesa de Lobios María del Carmen Yáñez. No llega aún a la cota del 2012, que fue cuando, por primera vez tras la apertura de compuertas el pueblo quedó totalmente al descubierto.

En los últimos días y como si del regreso de un pueblo fantasma se tratase, que decide volver por unos días para celebrar el 25 aniversario de su anegamiento, han vuelto a salir imágenes que recuperan un paisaje rural del que todavía quedan detalles, algún recipiente, bisagras de hierro oxidado de las antiguas puertas de madera, piedras apiladas de antiguos alpendres que consiguieron soportar la presión de la aguas y que ahora se levantan desnudos como monumentos megalíticos.

"Yo era muy pequeña en aquel año en el que se produjo el anegamiento; recuerdo que mi madrina era panadera, hacía el recorrido diario por los pueblos de la zona, me llevó con ella y la imagen que me quedó de aquel 1992, es la de un pueblo que empezaba inundarse, y del que ese a las larguísimas y duras negociaciones para conseguir más indemnizaciones, algunas familias aún no habían sacado todos los enseres", rememora la ahora alcaldesa de Lobios.

En Novo Aceredo, con sus veintena de casas, mucho más opulentas que las que quedaron bajo la aguas "siguen viviendo algunos de aquellos vecinos del antiguo Aceredo que capitanearon las movilizaciones y siguen utilizando su iglesia, trasladada piedra a piedra, pero otras familias solo regresan en verano o los fines de semana, porque se fueron diseminando por Lobios, Entrimo u Ourense," cuenta María del Carmen Yáñez.

Buscalque, O Bao, A Reloeira, Lantemil y Aceredo son desde hace veinticinco años historia, pero este último, Aceredo, es el único que, en dos ocasiones consecutivas, tras 25 años de silencio bajo las aguas, emerge para recordar un pasado del que solo se sostienen algunos muros de pequeñas viviendas tradicionales, o el entramado de madera de la techumbre de las antiguas viviendas tradicionales, la urdimbre de un pasado que fue.

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