La sobrina de Federico García-Lorca y presidenta de la Fundación que lleva el nombre del poeta asesinado en la Guerra Civil aseguró ayer que lo que le ocurrió a su tío "fue un crimen político", en el que su homosexualidad tuvo protagonismo pero también "envidias que causó, algo intolerable para la derecha". Le definió como "un poeta y un dramaturgo de la libertad", un derecho fundamental que defendió con mayor fuerza "a medida que en los años 30 crecían las amenazas contra la democracia". Fueron precisamente "los enemigos de la libertad los que le quitaron la vida", dijo su sobrina.

Preguntada ayer en Ourense por la exhumación de los restos del poeta, la portavoz de la familia reiteró la preferencia por que los restos descansen en el mismo lugar en el que Lorca y otros muchos fueron asesinados. No quieren un trato especial, sino dejar que repose allí como uno más para que "todos sean recordados por igual como víctimas de esa represión brutal".