-¿A cuántas personas llega la crema fotoprotectora KiliSun?

-Ahora mismo, a 2.500. En Tanzania, hay 15.000 personas con albinismo. Tenemos el piloto hecho y probado. Ahora, queda copiar y pegar nuestra fórmula para conseguir llegar a más gente.

-¿A cuántas personas podrá llegar?

-El objetivo, para este año, es llegar a las 2.800 personas e ir llegando a más gente progresivamente.

-Hasta ahora, solo se aplica en Tanzania, ¿no?

-Sí, en todo Tanzania. Es un país muy grande, más de dos veces el territorio de Alemania [casi dos veces la superficie total de España].

-Y, en cuanto a la integración de personas con albinismo, ¿va creciendo o está la situación anclada?

-He notado avances en los últimos años. La presión internacional, Naciones Unidas la ha incluido, se han hecho conferencias sobre albinismo en las que intervienen actores políticos y referentes defensores de derechos humanos... Además, se van destapando cosas, se va expandiendo el problema y se va haciendo ruido. Como se dice en suahili, 'pole pole', poco a poco.

-¿Qué futuro les espera a las personas con albinismo de Tanzania?

-Yo creo que, con lo que estamos haciendo, el mismo que a cualquier tanzano, la misma integración y la misma esperanza de vida. La única diferencia, saber que tienen que ponerse fotoprotector a la mañana y a mediodía y que tienen que estar el menos tiempo posible al sol, con gorro y manga larga.

-¿Cuáles son los objetivos a corto y largo plazo?

-A corto plazo, crear la empresa social y tener un modelo de negocio sobre la mesa. A medio, largo plazo, tener un producto que nos permita obtener ingresos y expandirnos a otros países como Senegal, Malaui o Kenia, donde podamos tener centros de producción y distribución.

-¿Cuál es su sueño personal en relación a este problema?

-Que el día de mañana, las personas con albinismo de los países africanos tengan una vida igual que la de sus colegas, con la única diferencia de tener que fotoprotegerse.