El periodista, escritor y dramaturgo Alfonso Armada presentó ayer en elcercano.com de Ourense -hoy lo hará en el Club Faro de Vigo su último libro Sarajevo. Diarios de la guerra de Bosnia, editado por Malpaso, la primera incursión del informador como corresponsal en un conflicto armado, una propuesta a la que dijo entonces "sí", para responder a varias inquietudes personales: "Saber cómo se cuenta una guerra; si sería capaz de manejarme y, sobre todo, si sabría superar el miedo". Lo primero que sintió en Sarajevo fue "que había entrado en un túnel del tiempo y volvía a la Guerra Civil española". En cuando al miedo, "un chaleco antibalas mental" le hizo sentir que la prioridad, era informar.

En esta presentación en Ourense de su libro, editado veinte años después de la experiencia vivida, Armada fue presentado por el periodistas y articulista Moncho Conde Corbal.

Alfonso Armada relató que, tras disipar el miedo, y al igual que hace días ocurrió con la foto del cadáver de un niño sirio ahogado en la plaza cuando trataba de huir de una guerra con su familia "ver gente con tus mismos rasgos" y los pequeños detalles, la intrahistoria de las víctimas que aparecía despedazada con ellos en el suelo "te enseña está sufriendo gente como tú".

En aquel país en guerra "agradecían que los informadores estuviéramos con ellos; pensaban que esta guerra, inaudita en un país donde siempre habían convivido en paz todas las culturas, solo podía pararse si el mundo la conocía", explica Armada. Craso error.

Pero fue al ver detalles como los álbumes familiares "en los que te contaban "éste era mi primo con el que jugaba de pequeño; ahora dispara contra mi desde aquel monte; este era mi hermano ahora está contra mi; el de esta foto ya no está", eso fue lo primero que me enseñó el desgarro que produce una guerra". De ahí partieron sus diarios de guerra.

Partidario de mostrar la realidad, no desde el morbo gratuito, sino como material de denuncia Armada explicó ayer que "hay noticias que pueden amargar el desayuno a la gente, pero hay que darlas; que no las lean si no quieren, pero hay que darlas . Uno de los problemas del periodismo actual, es que solo ofrecemos chispazos de realidad, fragmentos que acaban creando a la gente la sensación de que el mundo no tiene sentido. Nuestra obligación es ayudar a entender las cosas en su contexto aunque a veces sea difícil".