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El matriarcado, guarda de la cultura tradicional

Una maestra de O Carballiño obtuvo el premio Excelencia de la UTAD por su tesis sobre la mujer rural

Alicia González. // FdV

Alicia González Barreiro, que nació en una aldea desaparecida de O Irixo, Parteme, y hoy es vecina de O Carballiño, investigó y ahondó en los recuerdos de sus vecinos buscando los orígenes del asociacionismo femenino en el rural. Con los datos que obtuvo y los testimonios de maestras jubiladas e incluso mujeres que formaron parte de la Sección Femenina confeccionó una tesis con un título excesivamente largo que el profesor de Ciencias da Educación en el campus de Ourense, Xosé Manuel Cid, ha rebautizado como "etnografía feminista" en las Terras do Carballiño. Codirector a petición propia de la alumna, asistió a la presentación de la tesis de mestrado en la Universidad de Tras Os Montes e Alto Douro, UTAD, en la que Alicia González ha cursado y obtenido el título de Maestra en Ciencias de la Educación y la especialización en Animación Sociocultural siguiendo el modelo 3+2 que ahora se quiere implantar en España. Su trabajo impresionó al jurado, que lo valoró con un 19 sobre 20 que sumado a la trayectoria académica previa de la alumna la convierte en Premio Excelencia por haber conseguido la mejor clasificación final en la Escola de Ciencias Humanas e Sociais de la UTAD.

Alicia González apunta que su trabajo de investigación sí es una etnografía, pero más que feminista prefiere llamarla "evolutiva del matriarcado". No busca una contraposición con el patriarcado, sino que se detiene en darle un valor a la mujer de aldea como matriarca revisando su figura desde comienzos del siglo XX. Para desarrollar su trabajo estudió a las mujeres que tenía más cerca, las de la comarca de O Carballiño, y descubrió que la matriarca rural gallega fue una mujer "fuerte, consciente de sus limitaciones, que busca en las nuevas generaciones un cambio". Para la maestra, esta tesis no es solo un trabajo de investigación, sino también un reconocimiento a esas madres y abuelas que lucharon en el anonimato, desconocedoras de ideales feministas, "para que nosotras tuviésemos lo mejor".

Y no solo eso, la tesis intenta visibilizar el modo en que las mujeres que habitaron espacios de la aldea del interior encararon el asociacionismo. Precisamente, la intervención organizativa que las matriarcas han realizado en los espacios rurales, dice González Barreiro en uno de sus artículos publicados, "puede considerarse base y salvaguarda del patrimonio material e inmaterial". Ellas fueron, "sin saberse importantes, dinamizadoras de los espacios rurales en una visión de unidad y trabajo en comunidad". Su fuerza y unión se percibe en la guarda de la cultura tradicional: "Las matriarcas han sido mantenedoras, integradoras e intervencionistas, creadoras y formadoras de nuevas generaciones e iniciadoras en muchos casos de la animación de las aldeas". A diferencia del hombre, que disponía de espacios exclusivos fuera del trabajo para su tiempo propio (las tabernas), "la mujer hacia de sus espacios de trabajo -fiadeiros, siembras, lavaderos e incluso iglesias-, espacios de transmisión cultural". El asociacionismo, concluye, está en peligro ahora por la sangría demográfica y el envejecimiento "pero subsiste la fuerza e intervención de las mujeres por mantener la comunicación y la activación de la poca población que ve un futuro en el rural".

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