Pocos museos pueden igualar la riqueza etnográfica, paisajística y natural que brinda un paseo por los senderos forestales del entorno. Las tres rutas que acaba de acondicionar y señalizar el Concello atraviesan parques forestales, molinos, miradores o petroglifos distribuidos entre Saiáns, Matamá, Comesaña y Candeán.

El itinerario de Matamá-Comesaña, por ejemplo, de 12,8 kilómetros de longitud, pasa -entre otros tesoros- por el molino da Regueira, los petroglifos das Millaradas, el parque forestal do Maruxento, el mirador Outeiro de Deus -el punto más alto del sendero, situado a 246 metros de altitud- o el parque forestal Aguieira.

La ruta de Saiáns atraviesa, entre otros puntos, el Alto da Medoña; el parque forestal de Saiáns, de 23.500 metros cuadrados; "Piñeiros do Mundo", un área interpretativa con pinos de la Europa del Norte, la Europa Mediterránea, Centroamérica, Norteamérica y Oriente, así como ejemplares autóctonos; o los molino da Estea y los de Cal de Outeiro.

Quien opte por la senda de Candeán podrá disfrutar de las mámoas Casa dos Mouros, Vixiador, y la de O Ferradouro y de Costra Freiría, la necrópolis de Chan dos Touciños; Pedra Longa, con cerca de una hectárea de castaños; la plantación de olivos, el mirador y Fonte do Verde o el parque forestal do Vixiador. En el trayecto destaca también la estación de radiotelegrafía do Vixiador, construida en 1911 para permitir la comunicación sin hilos con los buques en el Atlántico Norte y que tenía cinco antenas de más de 60 metros de altura.