Todo lo que rodea a la Virxe do Cristal, una advocación mariana situada en Vilanova dos Infantes (Celanova), está cubierto por el misterio y el misticismo. En esta localidad la fe no entiende de tamaños ni razones, por eso cada 15 de septiembre sacan su imagen de apenas cinco centímetros de alto y origen incierto, en procesión.

Se trata de la Virgen más pequeña del mundo, se desconoce de dónde puede proceder e incluso la técnica con la que fue elaborada. La Virxe do Cristal es un vidrio transparente en forma de huevo con la imagen de la santa por dentro, pero no presenta ni una sola soldadura y la mires desde donde la mires siempre se ve de frente.

Ayer, en su día grande, la Virgen abandonaba su casa de estilo barroco en procesión hasta la plaza del burgo medieval de Vilanova. Recorre en este trecho una calzada romana, A Barrunca, que se dice que a su paso cambia de color. Junto al pilón de la localidad la esperan las imágenes de "San Roque y San Sebastián que la reciben con una reverencia", explica Luis Vázquez, vecino de Vilanova y experto en esta tradición.

"Hasta que la edad me lo permitió también fui danzante", confesaba Vázquez refiriéndose a los jóvenes que tras el encuentro de la Virgen con las imágenes de los otros dos santos, le dedican una serie de danzas del gremio de los zapateros.

Ocho danzantes que interpretan ocho pases diferentes vestidos de blanco, ataviados con sombreros multicolores elaborados con flores de papel. "Hay varios ejercicios con palos que se entrechocan entre sí, pero sin duda el entrenzado es el más espectacular y el que más le gusta a la gente".

A mediados del siglo XVII, la peste asediaba a los vecinos de Vilanova. Después de la muerte de varios de ellos, los zapateros del lugar ofrecían a la Virgen estos bailes a cambio de su protección contra la enfermedad, y así fue. Desde entonces, esta tradición se va pasando de padres a hijos, y lo que en un principio estaba reservado solo para los hombres a día de hoy lo dominan las mujeres. "Antes nos juntábamos desde el inicio de la novena para ensayar, yo creo que más por el vino que nos tomábamos después", explicaba Vázquez, "pero hoy unos están en Vigo, otros en Ourense y se hace más difícil la convivencia previa".