En un recorrido por los siete balnearios ourensanos, se hace más que evidente que la civilización romana fue la primera en fijarse en todo el potencial termal de Laias, Lobios, Arnoia, Baños de Molgas, O Carballiño, Caldas de Partovia (O Carballiño) y Sousas (Verín).

En la mayoría de los casos, excavaciones arqueológicas han revelado su pasado como termas romanas, unos complejos que en algunos casos, como en Laias, su uso se prolongó durante la Edad Media. Pero sin duda la época dorada de estos establecimientos fue el siglo decimonónico.

Finalmente, entre los 90 y los 2000 llegó la era de las restauraciones que dotaron a los balnearios de la provincia del aspecto que hoy presentan. Otra de las características que los une es el idílico entorno natural en el que se sitúan y que sin duda contribuye casi tanto como los tratamientos a la paz y cura que se procura en estos lugares. Desde el balcón sobre el Miño de Arnoia, hasta la belleza del Parque Natural de O Xurés, próximo a Lobios.

Aguas que se toman y beben

En el Balneario de Sousas, las aguas también se beben. Por lo que la propia ingesta, se une como una técnica de tratamiento más a la lista.