La novena de Os Milagros, la más multitudinaria y famosa de las que se celebran en Ourense, comenzó el sábado con no demasiada intensidad para ser fin de semana. El rector del santuario, Eladio Gómez, atribuye este inicio moderado precisamente al hecho de que las primeras misas hayan coincidido en sábado y domingo, por lo que ya se prepara para una semana movida y un final de novena abrumador. Las grandes citas de la devoción mariana previas al día grande, que son la peregrinación de la juventud y el rosario de las antorchas, coinciden en sábado 6 y domingo 7, así que la devoción unida al tirón del descanso semanal aseguran una gran marea de fe en el Monte Medo, municipio de Baños de Molgas.

Pero no solo el trasiego es espectacular en el recinto exterior del santuario y los alrededores, donde se monta una fiesta con barracas y chiringuitos. En el interior del templo, los padres paúles ven completamente alterada su rutina. La comunidad habitual de diez religiosos se multiplica por diez para atender las necesidades de las decenas de miles de devotos y peregrinos que acuden a Os Milagros durante la novena y la celebración solemne el día 8, fecha en la que además se inaugura el Año Mariano.

El rector Eladio Gómez cifra en cien personas el operativo especial para la novena. "Vienen de la Diócesis de Ourense y de otras congregaciones de paúles de España", explica. Para mantener abierto toda la jornada el servicio de confesiones, incluso durante las diez misas diarias, hay 23 sacerdotes activos. Además, este año cuentan con el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, como predicador, y también con la participación del vicario general y el arcipreste, además de seminaristas que ayudan en las liturgias, monaguillos, un asistente técnico, tres personas de forma permanente en la capilla de las velas, mantenimiento y limpieza, y tres cocineras que no solo dan servicio a este ejército de la fe, sino a los voluntarios de Protección Civil y en ocasiones a las patrullas de la Guardia Civil.

Hasta ayer no se han producido agobios pero ya son muchos los peregrinos que han demostrado su devoción mariana en Monte Medo. Los primeros en llegar son en su mayoría caras conocidas, vecinos de los alrededores y habituales.