Las obras para reponer las cubiertas del deambulatorio y suprimir humedades, en las capillas de la parte trasera del altar mayor, mediante una inversión de más de 300.000 euros, se iniciarán en los próximos días, con el fin de erradicar la filtración de agua, que hasta ahora tenían que recoger con cubos durante las jornadas invernales de intensa lluvia, además de causar un daño importante en la estructura de piedra.

El arquitecto de la catedral, Manuel Seoane Feijóo, explica que ya se realizó la adjudicación de los trabajos, se hizo el acta de inicio de la obra, por lo que "oficialmente ya se ha iniciado", aunque de momento no se está ejecutando.

Esta actuación constituye una de las mayores prioridades de la basílica ourensana, porque la filtración de abundantes cantidades de agua está poniendo en peligro numerosas tallas y retablos, además de deteriorar y descomponer poco a poco la piedra. La situación es tan preocupante, que el propio arquitecto reconoce que "tenían que poner cubos en la capilla del Santo Cristo y en la de los Desamparados, durante los días de lluvia, porque hasta ahora caía mucha agua allí". La empresa adjudicataria actuará sobre una superficie de más de 600 metros. Las obras estarán concluidas, según las previsiones, en el primer trimestre de 2015.

En una fase anterior se solucionó el problema de filtración de agua sobre el altar mayor, que provocaba el desprendimiento de arena y trozos de piedra. Sin embargo, Seoane Feijóo advierte de que "lo más probable es que se produzcan más desprendimientos, porque el efecto continúa", por la acumulación de agua durante muchos años, "pero por lo menos han desaparecido las filtraciones".

En las próximas semanas se iniciarán también las obras de rehabilitación y consolidación de la piedra de la Puerta Norte de la catedral -de la llamada rúa dos Viños-, que está muy deteriorada. El problema consiste en que se hizo con piedra blanda, en el siglo XII, y como no le da nunca el sol, no seca. Esto ha provocado un deterioro permanente, que intentaron frenar en un momento determinado mediante la aplicación de una cera en la parte externa, para consolidarla, pero el efecto "fue peor". En lugar de desprenderse arenas, debido a la humedad acumulada, empezaron a caer trozos grandes de piedra. "La cera consolida todo, no deja respirar a la piedra, por lo que se desprenden cada poco tiempo porciones de las figuras", lamenta Seoane.

El arquitecto de la catedral destaca que el deterioro que presentan las figuras de la Puerta Norte "no tiene vuelta atrás". Lo único que hará el equipo de restauradores será "retirar la cera, para que las figuras queden limpias, dejando la cosa lo mejor posible, pero no van añadir piedra, fuera de la posibilidad de reintegrar algo en algún agujero". No se procederá a la sustitución de las partes más deterioradas de las figuras, porque son piezas del siglo XII.