La Vigo Shopping Night se enfrentaba a una dura competencia: el estreno de la selección española en el Mundial de Brasil. Sin embargo, logró rozar el éxito de asistencia de la primera edición. Los reflejos del atardecer restaron público a la pantalla gigante que se habilitó en La Farola, pero una vez finalizado el partido, se retomó la fiesta en la calle del Príncipe. La noche de compras, con la que la zona comercial por excelencia de la ciudad da la bienvenida al verano, se consolida así en el calendario vigués y se convierte en cita ineludible para los cazadores de descuentos.

Para darles la bienvenida, los 27 establecimientos participantes -más que el año pasado- extendieron alfombras rojas de cinco metros de largo y colocaron rebajas de hasta un 30%, como los de Roberto Verino, donde, además, agasajaron a sus clientes con la degustación de vino y aperitivo.

La engalanada calle empezó a llenarse de vida a las 19.00 horas, la hora mágica en la que los precios menguaron. En ese momento, ya se habían descargado de la web de la zona comercial 4.500 de los "pasaportes" con los que los clientes podían conseguir obsequios por sus compras. Los espectáculos de música, danza y acrobacias se sucedieron para animar el ambiente. Se encargaron de ellos el grupo Blunk, la escuela Arte&Danza, el Club Flic Flac y el DJ Mackinlay, entre otros. Para hacer un descanso entre compra y compra, algo inusual en la calle del Príncipe: terrazas. Los que acudieron vestidos de blanco pudieron acceder a la VIP, con una carpa circular de ocho metros cuadrados frente al Marco. En la confluencia con Eduardo Iglesias, se pudo degustar cerveza artesana made in Vigo y, en la Farola, se dispuso el espacio Island Club. A los que les va más el baile, dispusieron de una pista en la puerta del Sol. Entre patrocinadores y participantes, la cita aunó los esfuerzos de 45 empresas. Cerrados los comercios a media noche, la fiesta se prolongó hasta las 2 de la madrugada.