Se llama Carmen Rial y nació en Cabeza de Vaca un mes de mayo de 1914. Ayer celebró su cien aniversario. Ella es una de esas mujeres de la Galicia eterna, tallada en madera de boj, que trabajó en el campo, sobrevivió a la guerra, se casó, enviudó muy pronto y sacó adelante a dos hijas: Paca y Pepa, que le devuelven ahora sus desvelos. Con ellas y con sus nietos compartió en un restaurante ourensano un opíparo asado al nivel de sus 100 años. Un centenario, en el que atraca con total lucidez y una salud semidesnatada, que le impide bailar pero no jugar a las cartas sin perder baza y contar chistes, tan "verdes" como la tierra que le dio la vida, que ella le devolvió luego con creces.