Prisión por un brutal asalto al imán de Xinzo antes de su arresto en la trama de ropa falsa
Dos senegaleses amordazaron, golpearon y encañonaron al comerciante, su ayudante y su hijo para robar mercancía - Quisieron esconderse en un poblado del que fueron echados

Los dos acusados ocultan su rostro al inicio del juicio por el atraco señalado ayer en Ourense. // Faro
J.F. | OURENSE
El imán de Xinzo de Limia (Ourense), uno de los cerebros para la Policía de la mayor operación contra la distribución y blanqueo de capitales mediante ropa falsa, y su mujer se resignaban ayer con que los dos autores de un brutal asalto en su comercio, en julio de 2012, tengan que cumplir tres años y medio de cárcel de los que casi han saldado dos. Sostienen que fueron retenidos y su vida estuvo en serio riesgo. Dos hombres senegaleses, Ousmane Thian y Serigne Bassiriou, aceptaron una condena rebajada al asumir un delito de robo con violencia e intimidación, tres faltas de lesiones cada uno y una más de maltrato. La jueza accedió a que los días de localización impuestos por estas últimas infracciones puedan cumplirlas en casa al salir de prisión.
Los dos hombres robaron mercancía en el comercio de Mohamed Nouri y agredieron a la esposa, su hijo que solo tenía 5 años y a un ayudante. La mujer, Nora Aziam, denunciaba ayer, además, la imagen que se proyectó de su marido y se quejaba de que, tras su arresto en 2013 en el marco de la mayor redada contra la falsificación de ropa, con un centenar de detenidos, - talleres clandestinos con mano de obra barata fabricaban en Portugal- fuera relacionado con el terrorismo.
"Llevamos 12 años viviendo en Xinzo de Limia y seguimos haciéndolo, pero después de 45 días en la cárcel, inolvidables para todos, nos encontramos con que hay quien le trata de terrorista y esto salió también en nuestro país". La convivencia en Xinzo, ejemplo de arraigo de la comunidad islámica desde hace dos décadas y cuna de la actividad ambulante, ha empeorado. La mujer Sostiene que su marido, que tiene la nacionalidad española, "nunca fue imán", sino "una especie de representante" de la comunidad marroquí de Xinzo. "Si alguien viene de fuera y no tiene donde dormir, lo hace en nuestra casa, y si alguien tiene que hacer algún trámite, mi marido le ayuda porque tiene más formación universitaria", añadió. Desde su arresto ni él ni otras personas han asumido esa función.
Pero la Policía, que desplegó en su día a miembros de la unidad central, cree que es uno de los cabecillas de la operación y que tanto su mezquita como la de Ourense, cuyo imán también fue detenido, eran las tapaderas y almacenes del dinero. "¿Creen que si mi marido fuese terrorista declararía en Xinzo?", preguntó la esposa. "Si fuese terrorista y mi pan estuviese manchado de sangre, sería la primera en entregarlo".
Año y medio antes de que seis personas de la misma familia de origen marroquí cayeran detenidas en el marco de la operación Laika por falsificación de ropa y un supuesto delito de blanqueo de capitales -tras 45 días de cárcel quedarían en libertad con fianzas de 0 a 2.500 euros-, el 1 de julio de 2012 en su tienda Marrakech de Xinzo, los dos acusados y otros cuatro hombres no identificados llegaron desde Valencia en un utilitario y una furgoneta alquilados, en los que se encontró una pistola y material para amordazar -bridas y cinta americana. Se hicieron pasar por compradores y hablaron por teléfono con Mohamed Nouri antes de desplazarse a la tienda. Al llegar, escogieron mercancía por valor de 9.047 euros. Uno de ellos salió con el pretexto de buscar el dinero. De inmediato entraron dos personas de las que una dijo ser policía y mostró una placa.
Tras desconfiar del ardid, el propietario de la tienda, su hijo de cinco años y su ayudante fueron amenazados de muerte con la pistola y luego golpeados y atados con bridas de pies y manos, y amordazados con cinta americana, con una bolsa de plástico metida en la boca. Así estuvieron diez minutos. Los acusados propinaron al niño una patada y le taparon la cabeza. Incluso tuvo que meterse en una caja.
La mujer del propietario entró en la tienda cuando los asaltantes salían y también fue amenazada con la pistola. Una vez fuera de la tienda a los dos acusados no les dio tiempo de entrar en la furgoneta y huyeron del lugar con la intención de refugiarse en un poblado gitano de donde tuvieron que huir al ser perseguidos con bastones por varios integrantes del clan. Regresaron al casco urbano y cayeron detenidos por la Guardia Civil.
Los acusados contaron con un intérprete durante la sesión judicial de este miércoles para expresar ante la jueza y la fiscal su conformidad con la reducción de pena, de cinco a tres años y medio de prisión. Casi han cumplido dos. Desde su arresto están recluidos en la prisión pontevedra de A Lama. Tres policías los custodiaron ayer.
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